Por: Irma Rojas, Especialista comunicación en campañas electorales
En el 2013 Mario Abdo fue uno de los tantos actores políticos que encumbró a Horacio Cartes en el poder, lo acompaño como candidato a senador en ese entonces, no le importó que una persona que nunca había votado antes, y con solo un año de antigüedad como afiliado a la ANR, haya alquilado su Partido para llegar a la Presidencia de la Republica.
En el 2018 no rechazó los intentos de Horacio Cartes de convertirse en senador activo, siendo esto violatorio de la Constitución Nacional (no era nada nuevo en su actuar), sonriente ante las cámaras, ambos promocionaban sus candidaturas de manera conjunta.
Pero no nos debe de extrañar que a Marito no le moleste un gobierno dictatorial, violador de los derechos humanos, recordemos que su Partido mantiene a Alfredo Stroessner como Pte. Honorario, nunca condeno los abusos, las persecuciones, los asesinatos de esa dictadura, porque habría de hacerlo?, si su familia se enriqueció gracias a ella, su fortuna la hicieron con el exilio, con la tortura, con la desaparición forzosa de miles de paraguayos, cuyo único crimen era el querer ser libres, el de querer expresarse, Marito admiró, y sigue teniendo en alta estima, al que fuera responsable de décadas de sufrimiento del pueblo paraguayo.
Pero lo que sorprende, no es la persecución entre colorados, que están acostumbrados incluso a llegar hasta la eliminación física entre ellos (ahora tenemos un caso fresco en los medios), con tal de mantener el poder para su facción, lo que sorprende es que referentes de la oposición como Katya González, o alguien de una trayectoria, como Miguel Abdón Saguier, quién sufrió en sus propios huesos, la dictadura de Alfredo Stroessner, no objeten que sea Abdo, si no es cabeza, por lo menos un referente de una fuerza democrática que combata al cartismo.
Nada podría ser más desacertado, sería clavar el último clavo al cajón de la oposición, pasar a formar parte activa de la guerra entre mafias a la que tan acostumbrado están los colorados, rescatar o intentar blindar al ex mandatario, terminaría de sepultar la poca credibilidad que le queda a la oposición.
Mario Abdo fue uno de los presidentes más nefastos de nuestra historia reciente, el cartismo tuvo que salvarlo varias veces del juicio político por mal desempeño en sus funciones, con el intento fallido de la venta de energía de Itaipú, los casos de corrupción durante la pandemia, el pueblo cansado, salió a las calles de manera espontánea pidiendo su destitución, cansados de ver como sus padres, hijos y hermanos morían en las veredas de los hospitales durante la pandemia, por falta de medicamentos y camas.
Él debe responder ante las sospechas de enriquecimiento ilícito durante de su gestión, y la oposición debe ser imparcial, no debe caer en el mismo error en el cual viene cayendo desde hace 30 años, el pueblo se merece una oposición creíble, que condene los hechos de corrupción, sin importar quien los cometa, debe despegarse de las luchas internas de la ANR, construir su propia identidad, y ser fiel a la misma, romper el juego oficialismo-oposición que viene desarrollando la ANR desde 1993, donde ellos son el problema y la solución al mismo tiempo, dejando siempre a la oposición como unos pelotudos.
