Luis A. Fretes Carreras
Abogado & Cientista Político
Una melodía para 50 años de libertad, fue mi primer pensamiento al ver por las redes miles de jóvenes portugueses cantar “Grándola, Vila Morena” en la ancha calle Largo do Carmo de Lisboa. Con la tonalidad vibrante de una juventud que conoce y convive en libertad improvisaron un gran coro para cantar en la madrugada del 25 de abril, la música prohibida por la dictadura en el mismo lugar utilizado por un grupo de Capitanes para concretar la Revolución de los Claveles y derrumbar, en forma incruenta 48 años de dictadura en Portugal.
Esta celebración resulta muy significativa, en especial para los portugueses y también para los africanos que formaban parte de sus territorios ultramarinos porque el triunfo de los Capitanes de Abril dio inicio a profundas transformaciones internas en el orden político, social, económico y cultural. Esas transformaciones permitieron desarrollar una democracia fuerte, implementar un estado social de derechos, integrar Portugal al espacio europeo y abandonar su posición colonialista. Hoy, Portugal es una democracia plena.
El triunfo de esta revolución se desarrolla en el contexto de la confrontación Oriente – Occidente de la guerra fría y la forma como se implementó así como las soluciones que los portugueses alcanzaron influyeron decisivamente en otras transiciones hacia la democracia en España y Grecia, en América Latina, Asia y África.
Académicos como Huntington, Schmitter, O´Donnell y otros señalan a esta revolución como un evento histórico relevante que da inicio a la tercera ola de democratización global y que su estudio permite identificar cuáles son los procesos políticos que facilitan la afirmación de la democracia en sociedades gobernadas con regímenes autoritarios.
En este sentido, la transición paraguaya iniciada en 1989 es parte de este ámbito de estudio. Si bien, Paraguay es considerada actualmente una democracia en crisis, presenta algunas coincidencias relevantes con la situación inicial de los portugueses como ser: la existencia de un régimen autoritario de larga data, aislado de los procesos de integración regional, con grandes déficits de servicios básicos sanitarios, salud, educación,
vivienda, transporte; altos niveles de pobreza, latifundios, campesinos sin tierra y su derrocamiento mediante un golpe militar.
En esta última similitud también existe una gran diferencia. El golpe militar en Portugal es realizado por Capitanes y oficiales subalternos, con una clara vocación revolucionaria que desembocó en un periodo especial con cambio total de políticas, reformas económicas de confiscaciones y expropiaciones que alteraron las estructuras y la misma cultura dominante. En tanto que, el golpe militar en Paraguay es realizado por
Generales y coroneles de alta jerarquía que tenían gran influencia en el régimen autoritario y cuyas acciones fueron desplazar algunos actores de la dictadura e integrar un gobierno con antiguos exponentes para liberalizar el ejercicio de la acción política y las actividades económicas sin alterar en forma inmediata la estructura institucional y económica como tampoco la cultura vigente.
En ambos procesos, circunstancias internas y externas modificaron el rumbo trazado inicialmente por los golpistas y desembocaron en reformas políticas, institucionales y económicas que, como señala Danwart Rustow las transiciones hacia la democracia son procesos dinámicos que dependen de la composición social de las fuerzas en disputa y que el grado de arraigo y fortaleza de la convivencia democrática varían según el
país y del contexto que le corresponde gestionar.
De allí, la importancia que tiene para el futuro de la democracia que miles de jóvenes portugueses salgan a medianoche para cantar con fuerza estos versos inspirados en las utopías de libertad, igualdad y fraternidad:
“Grándola, villa morena,
tierra de fraternidad,
el pueblo es quién más ordena,
dentro de ti, oh ciudad.
En cada esquina, un amigo,
En cada rostro, la igualdad.
Grándola, villa morena,
tierra de fraternidad.”
