El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, abogó por gobernantes que promuevan la dignidad del ser humano, la libertad, la justicia, la paz y el bien común. También expresó su preocupación por la postergada calidad educativa.
En su homilía central de este viernes por el Día de la Virgen de los Milagros de Caacupé, el líder religioso expresó su impotencia por la educación siempre tan postergada y señaló que una educación pública deficiente nos condena cada vez más a la pobreza.
“En efecto, según las pruebas PISA, siete de cada diez estudiantes del Paraguay no entienden lo que leen; el nivel educativo del país no mejora”, admitió.
El monseñor también se hizo eco de la preocupación de la educación superior manifestada por sus principales referentes, estudiantes, docentes e investigadores, ante la propuesta de cambiar la Ley 4.995/2013.
Salvaguardar la educación superior
Explicó que la revisión, derogación o enmienda de la Ley de Educación Superior requiere de análisis profundo, opinión de expertos y sobre todo, un amplio debate. Aseguró que dicha normativa es un avance muy importante para el sector y en ese sentido, remarcó que plantearla de manera inconsulta y apresurar cambios atentaría contra principios constitucionales como la autonomía universitaria.
“Nuestra Constitución en su artículo 79 con el principio de autonomía universitaria establece que la gobernanza en las ofertas académicas en la gestión es propia de la academia, llamamos la atención sobre la necesidad a que la generación de conocimientos, así como la enseñanza y la investigación tengan suficiente respaldo para un sano análisis en la búsqueda de la verdad, pues desde ahí deben salir las propuestas serias para orientar las decisiones que convengan en la dirección del Paraguay que nos merecemos”, exteriorizó.
Todo lo expuesto indicó que no estaría garantizado si todavía se somete la educación superior a intereses sectarios, como el poder político “tan cuestionado desde distintos ámbitos; debemos rezar por nuestra educación”, recalcó.
Condenó la violencia contra las mujeres
Asimismo señaló que urge rezar contra la violencia hacia la mujer. Hoy siguen habiendo mujeres que sufren de todo tipo de violencia, es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas y violadas, alegó.
Sobre el punto, añadió que las distintas formas de malos tratos que sufren muchas mujeres se constituyen en un acto de cobardía y una degradación para toda la humanidad.
“Recemos por las mujeres que son víctimas de violencia para que sean protegidas por la sociedad para que dicho sufrimiento sea considerado y escuchado por todos. La violencia contra las mujeres en todas sus formas es un grito al cielo, luchemos por una sociedad más justa”, agregó.
La autoridad ya no predomina en la familia
Por otro lado, Valenzuela pidió orar por la familia, atendiendo a que se vive un tiempo donde la autoridad ya no predomina.
La rebeldía y la falta de respeto cada vez van en aumento, la voz de los padres ya no es escuchada en muchos hogares, los profesores con angustia dicen que ya no tienen autoridad sobre sus alumnos, los ancianos ya no son tratados con respeto, el marido tal parece que ha dejado de ser cabeza de la familia, tal parece que desde el más joven al más adulto, se han vuelto insolentes y revoltosos, detalló.
Al respecto, afirmó que Dios quiere cambiar a la familia, para que sea la clase de familia que él anhela y para ello ha dejado un modelo a seguir.
“Familia que ora unida, permanece unida, este principio espiritual lo vemos en muchas familias, la oración al interior del seno familiar es un factor de cambio muy importante que ayudan a superar los momentos difíciles (…) también debemos orar por los enfermos, la Basílica recibe a diario cientos de pedidos por parte de ellos”, subrayó.
Un buen gobernante es un hombre comprometido con la justicia
En otro momento, el obispo de Caacupé indicó la importancia de orar mucho por los gobernantes y por la paz, debido a que según dijo, ellos están siendo sufriendo el acoso de poderosos organismos internacionales de forma sistemática, «ellos no están ajenos a las flaquezas humanas, por lo que necesitan del auxilio del espíritu santo para ser fieles cada día», expresó.
Recordó que un buen gobernante es un hombre comprometido con la justicia. “Debemos orar por nuestras autoridades cristianas y no cristianas para que el Señor les ilumine y les dé sabiduría y discernimiento y se conviertan en instrumentos para promover la dignidad del ser humano, la libertad, la justicia, la paz y el bien común.
“Cuando predominan los justos la gente se alegra; cuando los malvados gobiernan la gente sufre, debemos escuchar eso con atención”, reflexionó finalmente el monseñor Valenzuela.