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Con tapabocas puestos pero los ojos bien abiertos

Socialista. Feminista. Comunicadora. Presidenta del PMAS

 

Tapabocas y un rociador con alcohol siempre a mano, también cargamos con todo el estrés a la hora de salir de casa ante el riesgo de contagio. Miedo de usar el transporte público y miedo porque las calles vacías nos exponen a algún asalto o a algún policía extorsionador.

Un par de horas después del uso, el tapabocas ya resulta insoportable, y está el plus de molestia para quienes usamos anteojos, también arden las manos por tanto alcohol, pero igual no podemos dejar de tirarnos otra dosis por si acaso cada tanto.

El modo covid de vida, lo llama el Ministro de Salud Julio Mazzoleni, pero de lo que no habla mucho el doctor es que el modo covid de vida también significa: suspensiones de contratos; pagos incompletos; despidos; cierres de micros, pequeñas y medianas empresas; imposibilidad de trabajar para los informales, o sea, hambre; desalojos; imposibilidad de pago de servicios básicos y deudas, etc.

En nuestro país el personal de blanco continúa sin los suficientes insumos de bioseguridad y va en alarmante aumento la cantidad de contagios en ese sector, además del subsidio alimenticio que no llega a los sectores más vulnerables, y obviamente, entre los principales problemas está lo privativo del acceso a la tecnología, lo cual lleva a aumentar las ollas populares y pedidos de solidaridad. Ni hablar de que el Ministerio del Trabajo no haya hecho nada por proteger los puestos laborales o controlar y exigir las medidas de seguridad en las empresas.

El Gobierno no ha cumplido en lo básico, pero ya comienza a hablar de flexibilización de la cuarenta cuando en su ensayo de contagio controlado quienes ponemos el cuerpo somos los trabajadores y las trabajadoras.

Los y las hoy consideradas imprescindibles, y quienes, por cierto, no pararon en estos 45 días de cuarentena, reciben aplausos pero poco reconocimiento en beneficios, arriesgan sus vidas cada día a cambio de la misma explotación y precarización de siempre. Sin embargo, también como siempre el Gobierno solo se ocupa de garantizar el lucro de los empresarios y no de proteger derechos de la clase trabajadora.

Para hablar de un nuevo modo de vida es imprescindible que repautemos nuevos modos económicos, es tiempo de que la clase privilegiada aporte al país y su gente.

Son tiempos de crisis, el endeudamiento debe ser para ayudar a los sectores más vulnerables, a trabajadores y trabajadoras, también al sostenimiento de micros, pequeñas y medianas empresas y no para más ganancia de los de siempre, banqueros, tabacaleros, sojeros, ganaderos y supermercadistas.

Nuestros ojos están destapados y vemos supurar la miseria por todas partes. Juntos y juntas vamos a asumir el nuevo modo covid de vida, pero debe garantizarse que será una vida sin hambre, con igualdad de oportunidades y protección social. Ese es el nuevo modo covid de vida que queremos.

Tenemos puestos los tapabocas, pero los ojos bien abiertos.

Columnistas
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Expertos en Historias urbanas.

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