En un multitudinario encuentro en el anfiteatro de Villa Elisa este sábado, 15 de abril, la juventud de la Concertación Nacional compartió una esperanzadora charla con José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente de la integración Latinoamericana.
Efraín Alegre, Esperanza Martínez y Ricardo Estigarribia fueron los anfitriones del evento, los tres agradecieron a Mujica su presencia y apoyo en este proyecto político. El intendente de Villa Elisa reconoció al Pepe como ciudadano ilustre del distrito. Así también la Concertación Nacional y la Juventud Liberal Radical Auténtica le entregaron unos presentes, en reconocimiento de su trayectoria, su mensaje y su visita.
Mujica fue el orador principal y abordó una diversidad de temas sumamente relevantes para la realidad que vivimos en Paraguay y América Latina, destacando que la búsqueda de la unidad y la integración debe ser la prioridad.
La unidad para lograr cambios, por sobre todas las cosas
Mujica reconoce a la búsqueda de la unidad como una condición elemental para el cambio, y como una parte central de la propia naturaleza humana. La tolerancia y el respeto a las diferencias son valores fundamentales de cualquier político que busque la unidad para lograr un cambio en la sociedad.
“Los pueblos se juntan o sucumben, cuando los pueblos no tienen la capacidad de juntarse para encontrar un destino mejor, están condenados. Como les dije al principio, los caciques no cambian la historia, lo que cambia la historia es el tamaño del pueblo que lucha. Si el tamaño tiene que ser grande hay que aprender a tolerarse y combinar cosas que son distintas, porque ni somos perfecto ni el mundo es perfecto, pero somos más fuertes y mejores cuando más grande nos juntamos”.
“Ustedes están en un desafío electoral tratando de construir una esperanza, y se juntaron, hay gente de muchos palos, y algunos van a pensar “que entrevero que armaron”, si, si, porque cuando hay que cambiar lo más importante es el objetivo, y si andás pensando en lo que hiciste ayer entonces no sirve nadie. Si nos miramos todos con una lupa todos tenemos alguna raya, alguna matadura”.
Pepe Mujica apoya a Efraín y defiende la unidad: “Vale la pena juntarse para cambiar la realidad”
Indicó que la unidad de sectores diversos en proyectos políticos comunes son la fórmula que despiertan el interés del pueblo, y es a lo que debemos apuntar en nuestros países: “Cuando nos entramos a juntar ¿qué pasa? que los pueblos en el fondo tampoco son bobos, apuestan al ganador, si te ven desparramado en muchos pedacitos no te dan pelota, pero cuando se juntan muchos pedacitos también convoca, porque la gente piensa “esto tiene chance, esto puede cambiar algo”.
“Tienen que aprender a cuidar la unidad, la unidad hay que respetarla como valor supremo, pero hay que mantener la diversidad porque la sociedad es diversa. (…) Porque este es el camino que construye esperanza y realidad a la larga, y no el otro, estar atomizados cada cual en su rancho creyéndose el ombligo del mundo, y no dándose cuenta que en el mundo para hacer cosas es importante juntarse, juntarse y juntarse con los que tienen diferencias, y tratar de encontrar objetivos nuevos”.
El valor de la sociedad trasciende a la vida de los individuos, por eso una vocación política dedicada a protegerla y mejorarla debe ser una misión de la juventud:
“Hay que darse cuenta del valor que tiene la sociedad muchachos, por eso hay que pelear por la sociedad, porque nuestra vida pasa, pero el pueblo queda, y el pueblo son los hijos que están en las entrañas de nuestras queridas mujeres, los que van a venir luego de nosotros”.
Historia e integración Latinoamericana
Mujica enfatizó que, en la historia de América del Sur, Paraguay con sus raíces guaraníes, era el ejemplo de desarrollo autónomo en una época en la que predominaban intereses colonizantes:
“Soy de los que piensan que a este país lo deshicieron con una guerra, porque Paraguay era un ejemplo espantoso en materia de competencia, como se le va a ocurrir a un país hace ferrocarril. Y aprovecharon las contradicciones locales para meterle fuego, porque Paraguay heredaba la ceniza del glorioso Imperio Guaraní que pululó por estas tierras”.
Las condiciones para la integración de América Latina, según Mujica, son objetivamente favorables, hasta el idioma se comparte, por lo que debe ser una tarea que asumir en todos nuestros países, buscando el poder que nos da ante el mundo la figura de bloque, de socios y cooperantes.
“Nunca van a encontrar en el mundo un pedazo tan grande de tierra, que va desde Río Bravo a Tierra De Fuego, de gente que si habla despacio se entiende. En China se hablan como 40 lenguas aunque todos describen lo mismo, en lo que era la vieja Unión Soviética se hablaban 217 lenguas, de Europa ni hablar. Es muy difícil encontrar, tenemos cosas comunes, hicimos muchos países, y por estar desunidos no tenemos peso internacional”.
“Lo que ustedes están haciendo en chico, que se juntaron 20, 30 organizaciones distintas, atrás de intentar cambiar la realidad, eso lo tenemos que hacer en conjunto los latinoamericanos, tener una voz en el mundo. Fíjense lo abombados que somos, un ingeniero Paraguayo no puede trabajar en mi país, o de mi país no puede trabajar acá, no le damos reconocimiento, y se van a trabajar a Estados Unidos o Europa y trabajan. Un médico de acá no puede trabajar allá porque no le reconocen el título y así ¿hasta cuándo? ¿Cuándo vamos a agarrar nuestras universidades por el forro y vamos a decir “los que están formados en América son todos un mercado común”? Nos dejamos robar nuestra inteligencia”.
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Mensaje final de Mujica
Finalmente, Mujica cerró el acto con algo que lo caracteriza como político y pensador: un mensaje de esperanza para Paraguay y América Latina.
“Vale la pena juntarse como ustedes por cambiar la realidad en la que vivimos, vale la pena. (…) Somos entreverados los humanos, pero tenemos que aprender a querernos, y a respetarnos, y a tolerarnos, y a luchar, porque siempre podemos mejorar un poco. No construyan dioses de barro, pero no manden al barro a ningún humano, tengan el coraje de vivir con fe, tengan el coraje de apostar a la vida, jueguenle una fichita a la esperanza y sobre todo, júntense por una causa: mejorar la suerte del pueblo que los vio nacer. Hasta siempre y un abrazo”