Algo que no podemos aceptar ni concebir es tener abandonada la salud. Significando esto el desamparar, descuidar, desatender y olvidarse de lo más importante para cualquier ser vivo del mundo para que pueda continuar viviendo bien, el único viaje que tenemos en el planeta o universo para hacer sin retorno una vez terminada la travesía.
Me han pedido una reflexión acerca del estado en el que se encuentra nuestro servicio de atención sanitaria y los riesgos que siguen existiendo en nuestros hospitales al tener allí a un ser querido y los riesgos de las infecciones hospitalarias que son aquellas adquiridas durante la estancia en un hospital y que no estaban presentes ni en el período de incubación ni en el momento del ingreso del paciente.
Posterior a un accidente que sufrí años atrás he sido víctima de lo conocido cómo “infecciones hospitalarias”, que tienen distintas consecuencias cómo:
- Daño físico y psicológico del paciente durante su complicación.
- Secuelas irreversibles orgánicas y funcionales.
- Pérdida de órganos vitales.
- Pérdida de la vida.
- Daño psicológico en la familia y amistades.
Las infecciones nosocomiales pueden estar causadas por bacterias o por hongos . Las infecciones bacterianas y fúngicas pueden ser peligrosas e incluso mortales. Lo que nos debe encender una llamada de alerta natural al tener internado a un ser querido o visitarlo y evitar portar estas bacterias destructivas para su salud y la nuestra también en espacios que deben destacarse por su limpieza y orden.
Sentido del servicio
Esto de la limpieza de los hospitales debe ser algo natural cómo la respiración o funcionamiento lógico de nuestros sentidos para percibir algo que nos llame la atención y exija una denuncia para tener una salud bien acompañada y que cumpla su función. Sin embargo, no solo vemos habitualmente basuras en los alrededores sino también por la cabeza y rostro de gente olvidada y desatendida en un país que destina mucho dinero para que funcionen bien las internaciones.
Tengamos un buen plantel de médicos, terapeutas y enfermeros acompañados de los equipos para poder tener un servicio de salud de calidad y que no signifique tener abandonada a las personas que necesiten atención en tiempo y condiciones justas para controlar o evitar el desarrollo de cualquier problema en su organismo.
El paciente debe estar bien amparado y acompañado que es parte del juramento hipocrático que hace todo medico una vez concluido su preparación y que lamentablemente no lo vemos en los hospitales nuestros y menos aún si caes enfermo un fin de semana o feriado largo como la semana santa. Hay que recuperar la belleza de la atención bien hecha. El sentido del servicio verdadero.