Hasta la fecha se desconocen la cantidad de máquinas de votar que terminaron quemadas en el incendio del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), producido a fines de septiembre. Tampoco, la cantidad exacta de aparatos utilizados en las últimas elecciones internas del 18 de diciembre.
Esto, sumado a la cantidad de reclamos de varios candidatos sobre supuestas irregularidades, motivan las sospechas de un activista de que existan máquinas declaradas como quemadas que siguen funcionando, y con ello, generando votos fraudulentos para ciertos candidatos de los partidos tradicionales.
Isabelino Rojas Carvallo, es uno de los integrantes de la organización “Fuera listas sábanas del Paraguay”, encargado de la parte informática. Él se fue a inspeccionar las máquinas de votación en el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), con los informáticos del mismo ente público.
Después del trabajo llegó a la conclusión que la máquina es invulnerable. Es decir, no se puede cargar datos dentro del local de votación por diversas razones técnicas. Una de ellas es que la máquina no tiene ninguna memoria permanente, por lo que no graba nada mientras se vota. En segundo lugar no tiene conexión a internet, nadie puede acceder a la máquina de votación a modificar ningún aspecto. Y finalmente la máquina no graba nada de lo que eligió el elector, las grabaciones se producen en un chip externo que está dentro de las papeletas de votación que solo pueden ser leídas por un lector.
“Entonces la única forma de hacer fraude es teniendo la máquina de votación. Porque la máquina de votación se puede instalar en algún lugar fuera de los lugares establecidos. Y yo ya puedo saber quienes serán los encargados de mesa, copiar sus firmas o arreglar con ellos para llevar firmados las boletas de votación y votar en cierta cantidad suficiente para torcer una votación y después repartir a mis meseros para que sean incorporados con los votos legales que se van a producir. Es la única manera en que uno hará fraude”, manifestó.
Señaló que las papeletas ya deben ser completadas de antemano y en complicidad con los miembros de mesa son introducidas con el resto.
“Para que ocurra este hecho tiene que ocurrir otra situación para avalar. No había otra forma que quemar el depósito donde se guardaban las máquinas. Esa es la única explicación que tengo”, señaló.
El activista considera que se quemaron solo entre 2000 a 3000 máquinas y no la cantidad declarada de 8.500.