Vecinos del barrio Palermo de la ciudad de Mariano Roque Alonso (MRA), vienen luchando desde hace una década contra Isidro Zarza, una persona que invadió la plaza del barrio llamada también “Palermo”.
Luis Gómez, miembro de la organización “Auditoría ciudadana de Mariano Roque Alonso”, informó que el ocupante es apoyado por el presidente de la junta, Christian Javier Jorgge y Carolina Aranda, la jefa comunal, por ello, no abandona el espacio público a pesar de las denuncias. “Hemos llegado hasta el Congreso Nacional para que intermedie porque en el municipio no hay avances. Ellos intentaron intermediar pero la intendenta no asistió y los concejales tampoco a las reuniones. Enviaron en su lugar a gente ignorante en el tema. Dos veces fueron convocados pero no asistieron y terminó así”, lamentó.
A raíz de esta situación, los pobladores entablaron una demanda en la Fiscalía del medio ambiente, atendiendo que Zarza realizó una granja en una plaza pública. “Tiene animales que comen las plantas que plantamos. Usufructúa la cancha, alquilando para su propio beneficio, nosotros no podemos hacer nada”, lamentó el vecino.
Carolina Aranda, intendenta de Mariano Roque Alonso (MRA), actualmente ejerce su segundo periodo de mandato. En julio del año pasado había renunciado para buscar la reelección. Por ese motivo, desde julio hasta octubre, estuvo interinando Rafael Gómez como jefe comunal. Con Gómez, los vecinos registraron varios avances, incluso él avisó que el lugar se quiere vender por las autoridades comunales que estuvieron antes que él y que lograron la reelección.
“Armamos la comisión y comenzamos a pelear. En poco tiempo, el intendente nos hizo el caminero y la lumínica. A pesar de eso, el invasor sigue fuerte. El concejal dice que se va a hacer una mensura administrativa para definir pero nunca se concreta. Todos esos problemas tenemos, como el marido de la intendente es diputado, maneja muchas cosas”, señaló.
Finalmente cuestionó la labor del Ministerio del Ambiente (Mades), atendiendo que al costado de la plaza existe un cauce hídrico que se vio afectado por construcciones que realizó el invasor. A pesar de las promesas de acciones debido a la ilegalidad de las obras, el Mades nunca avanzó en los trabajos para frenar el impacto ambiental.
