La activista medioambiental estuvo recientemente en Bélgica, a donde se trasladó con su padre. Después del viaje se empezó a encontrar mal y optó por encerrarse en casa.
«Las últimas dos semanas he estado en casa»: así ha comenzado la activista medioambiental sueca Greta Thunberg el relato de cómo ha reaccionado su familia ante el brote de coronavirus que afecta ya a prácticamente todo el mundo. «Cuando volví de mi viaje a Europa central, me aislé (en un apartamento prestado, lejos de mi madre y mi hermana), dado que el número de casos positivos por coronavirus (en Alemania, por ejemplo) ya era muy parecido a las cifras iniciales de Italia», continúa la joven, de 17 años, desde su perfil oficial de Instagram. Su primera reacción al regreso de lo que había sido un polémico viaje a las instituciones europeas fue aislarse por prevención, sin tener todavía presencia de ningún síntoma asociado a esta enfermedad
Sin embargo, unos días después —es decir, hace diez días— sí comenzó a sentir algunos de los síntomas asociados al coronavirus, «exactamente al mismo tiempo» que su padre, que le había acompañado a Bruselas. «Me sentía cansada, tenía escalofríos, dolor de garganta y tos. Mi padre experimentó los mismos síntomas pero de una manera más intensa, y con mucha fiebre», ha explicado, antes de dar detalles de la situación en su país. «En Suecia no hacen test de diagnóstico de Covid-19 a menos que necesites un tratamiento médico de emergencia. A todos los que se sienten enfermos, se les dice que se queden en su casa y se aíslen», según comentó la activista en sus redes sociales.