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Y ahora, ¿quién nos sacará de la duda?

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Por Cristian Nielsen

Se fue la Profe Emina, la que nos enseñó a comprender el castellano

No tuve la suerte de que doña Emina Nasser de Natalizia fuera mi profe de castellano. Si lo hubiera sido, no cometería yo tantas barrabasadas con el idioma, al cual frecuentemente fuerzo a decir lo que se me ocurre sin reparar en si está o no bien escrito. Eso, doña Emina no lo hubiera tolerado… de buena onda, según me cuentan sus discípulos, pero con rigor.

Doña Emina fue una de esas personas imprescindibles en la vida de las personas. Nos enseñó que no es sólo importante lo que se dice sino también cómo se lo dice. Para eso contamos con una de las lenguas más ricas del planeta. Es un fórmula 1 de los idiomas que la gran mayoría no atinamos a sacarle ni el 1% de rendimiento.

Ella sabía cómo. Y se ocupó de que la mayor cantidad posible de gente lo supiera. Para eso escribió su trilogía “Lenguaje 1, 2 y 3, comunicación, ciencia, arte. Texto de castellano y literatura para el 3º ciclo de la Educación Escolar Básica conforme al programa oficial”, la biblia para maestras y estudiantes.

Debo confesar que he sido un pésimo alumno de castellano. Los análisis gramaticales me provocaban dolor de cabeza y sólo con el tiempo fui entendiendo eso de oración principal y subordinada, figuras como sinécdoque, oxímoron, pleonasmo y demás términos que me saltaban a la vista. Tengo la sospecha de que los discípulos de doña Emina la habrán pasado mejor, dado, según cuentan, su talante jovial y su infinita capacidad para generar ganas de aprender.

“LLAMENLA A EMINA” – En mis días de radio, en especial los mejores que fueron los de 1° de Marzo y Marcando Pautas (allá lejos y hace tiempo), solía caer con mis contertulios en frecuentes emboscadas idiomáticas. “Che, ¿cómo se dice, la maratón o el maratón?”. Esta duda debe provenir desde los días en que Moisés llevó a su pueblo al desierto y lo tuvo caminando 40 años. Y sigue vigente. Entonces salía la fórmula salvadora: “Llámenla a Emina”.

Si la profe Emina estaba disponible, respondía con su habitual amabilidad. Era una clase rápida de gramática, semántica y, si había tiempo, de etimología, que es la rama que explica el origen de las palabras. Ella planteaba las preguntas y, a continuación, con su generosidad proverbial, desarrollaba las respuestas. Creo que hasta la telefonista de la radio subía a las zancadas al primer piso para seguir desde el estudio la disertación de doña Emina. Ella tenía la magia de esparcir rayos de luz sobre la densa niebla de nuestra idiomática ignorancia. Era como una estrella fugaz que brillaba sólo unos minutos y desaparecía en el horizonte perseguida por la siempre urgente y vocinglera tanda publicitaria. 

Estoy seguro que esos pocos minutos hicieron más por nuestra comprensión del idioma, que todas las tediosas horas cátedra de castellano del colegio.

SOBRE TODO, MAESTRA — Emina Nasser Ruffinelli nació el 7 de diciembre de 1934 en Asunción. Su vocación la llevó a la formación normal, paralela al bachillerato pero con énfasis en la educación. Egresó con medalla de oro y de allí fue derechito a la Universidad Nacional para seguir Lengua Española. 

En ese ambiente de estudio conoció a quien luego sería su esposo, Rolando Natalizia, italiano de nacimiento y formado en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

La que primero fue una relación profesor-alumna terminó siendo un matrimonio de esos que duran para siempre.  

Emina se sumó al plantel docente del Colegio Experimental Paraguay Brasil (CEPB) y de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Integró la Academia Paraguaya de la Lengua Española y fue docente de lengua y literatura en la carrera de Ciencias de la Comunicación, así como de letras en la Facultad de Filosofía de la UNA.

A Emina le preocupaba la poca inclinación a la lectura de la juventud. “Si ni leen Condorito -bromeaba- como pedirles que lean el Quijote…”. Pensaba que internet vino a enturbiar el panorama con sus monografías capaces de responder a cualquier demanda académica. “De qué sirven los libros -se lamentaba- si los jóvenes lo encuentran todo hecho en internet”.

PENSAR EL LIBERTAD — Quizá con doña Emina Nasser de Natalizia se haya ido toda una época de oro en la enseñanza del castellano, una lengua cada vez más acribillada por neologismos y reformada a los golpes por los cripto dialectos de las redes sociales. Me gustaría recordarla, aquí, con un breve párrafo de su alocución al incorporarse a la Academia Paraguaya de la Lengua:

“Tanto más cultivado sea nuestro lenguaje, estaremos en mejores condiciones para comprender el mundo que nos rodea, para razonar sobre los hechos de la vida diaria. Las personas elegimos en libertad y de ninguna manera estoy planteando una relación causal entre nuestra capacidad en el lenguaje y nuestra calidad moral. Pero definitivamente, con un mejor manejo del lenguaje, tendremos mayores oportunidades para participar activamente en la construcción de una sociedad más incluyente, menos desigual y más justa”. 

 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.