LOS ERRORES
Al cumplir un año en el poder, poco queda de aquel eslogan “de la gente” con las que arrió sus banderas de campaña. La escasa capacidad de gestión rápidamente transformó el pensamiento popular que no tardó en ligar su nombre con la palabra “desastre”. Hoy, pocos avizoran un horizonte alentador hacia los próximos cuatro años. Es que Marito quemó sus cartuchos en tiempo record, ya no es el de la gente, es el “desatre ko Marito”.
A pocos meses de cumplir su primer año, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez se vio envuelto en la mayor crisis política, generada por la firma de acuerdo de acta bilateral sobre la compra de energía de Itaipú, que terminó en un pedido de juicio político. Realizó de todo para poder mantenerse al frente del Ejecutivo, sin embargo, después de cambiar a casi todos los actores del mencionado acta, aun así no ha recuperado la confianza de la ciudadanía.
Mario Abdo se vio obligado a realizar miles de promesas que hasta la fecha no ha cumplido, la frase “caiga quién caiga”, que en varias ocasiones eufórico grito ha perdido fuerza y su credibilidad es muy cuestionada.
El analista político, Alfredo Boccia señaló que el jefe de Estado da la impresión de que no solo es débil sino frágil y después de la negociación sobre compras de energía de Itaipú, todo lo que viene realizando confirma que esa debilidad existe.
Recordó que había anunciado que haría cambios en su gabinete pero que luego confirmó que ya no haría cambios, “el sentido común te diría que por lo menos como una cuestión de tranquilidad colectiva sería conveniente hacer cambios para demostrar que comienza una etapa de una manera diferente”.
El especialista recalcó que pasa el tiempo y no hay una sensación que algo va a cambiar y aseguró que eso es muy peligroso ya que en cualquier momento puede ocurrir otra crisis que sacuda al gobierno.
“El problema de este tipo de fragilidad es que el Gobierno no tiene parche para errores, porque puede caer, porque la gente puede animarse a pensar que finalmente es más sano sacarlo que continuar con él, si eso es así es peligroso”.
Por su parte, el politólogo Camilo Filártiga dijo que políticamente el gobierno de Mario Abdo está debilitada, que luego de la crisis que tuvo, hay una sensación de quietud pero que en realidad lo que la ciudadanía esperaba era que se puedan mostrar cambios concretos, que muestre señales de un golpe de timón que hasta la fecha no se está viendo.
“No hubo un cambio de nombres que era lo que la ciudadanía estaba esperando en alguna carteras sobre todo fundamentales; pareciera que como ya pasó la tormenta, él está de vuelta quedándose tranquilo, hay una quietud que no es para nada señal de que se hayan estabilizado las cosas, más que nada es una parálisis momentánea, transitoria, en cualquier momento puede de vuelta volver a inquietarse”.
Filártiga explicó que también dependerá mucho de cómo este la situación económica, que hasta el momento no hay indicios de que se vaya a solucionar a corto plazo. Mencionó que hay una sensación ciudadana de preocupación que sigue latente y además que las acciones emprendidas tras la crisis no ha avanzado como lo del Consejo Asesor de Itaipú, “que fue también otra enorme cortina de humo que se planteó en estos días y esas señales no van mostrando que hay algo que está caminando realmente, eso puede volver a explotar en cualquier momento, esa es la realidad”.
Agregó que la crisis que desencadenó lo del intento de juicio político fue muy grave y quedó la sensación en la ciudadanía que en realidad eso fue un “salvataje de cúpulas”, para salvar la cabeza del gobierno.
Por ultimo señaló que le va a costar mucho a Mario Abdo recuperar la confianza de la gente, “quizás si la economía empieza a dinamizarse, él y su gestión puede pasar a segundo plano, pero mientras eso no ocurra, esa sensación de incertidumbre va a seguir, esa inestabilidad va a seguir, porque además internamente ellos tampoco es que están en una alianza y en acuerdo sincero entre ambos movimientos”.
“El sentido común te diría que por lo menos como una cuestión de tranquilidad colectiva sería conveniente hacer cambios”. ALFREDO BOCCIA ANALISTA POLÍTICO
“Hay una quietud que no es para nada señal de que se hayan estabilizado las cosas, más que nada es una parálisis momentánea, transitoria”. CAMILO FILÁRTIGA POLITÓLOGO