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Una olla a presión

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Benjamin Fernandez Bogado
Desde Boston
Enviado especial de El Independiente

EE.UU. es auto considerado con razones fundadas como un “melting pot”, una olla donde se cuecen distintas culturas y en donde todos buscar el sueño americano por razones económicas, políticas o sociales es un signo de identidad compartida. Aquí ser un inmigrante es la historia de cualquiera o de casi todos.

Solo algunas comunidades indígenas reivindican su carácter autóctono con un membrete que le da ciertos privilegios entre ellos los de explotar casinos en su «territorio». Los antiguos pobladores de este país hoy alimentan los bolsillos de otros inmigrantes que se hacen de pingües  negocios como resultado.
El resto lo hacen todos los que vienen a este país huyendo de alguna tragedia. En la Florida, abundan los cubanos salidos desde 1959 cuando el comunismo de los Castros los forzó a arribar a estas tierras donde son parte de un poderoso lobby político y económico con varios años de presencia dominante en esta región.
En los últimos años llegaron venezolanos a la zona de Doral que se sumaron a los colombianos, haitianos y centroamericanos que hacen que este Estado hable en español y se entienda en ese idioma en el trato cotidiano. Solo que cuando las papas queman, el combustible está caro y los problemas económicos emergen se busca culparlos de todos los males a los inmigrantes especialmente a los recién llegados.

Trump no fue el primero en lanzarse contra los mexicanos equiparandolos a los violadores y asesinos. Aquí viven más de 18 millones de ellos en un territorio lleno de referencias de su pasado común durante la colonia española. Territorios que los mexicanos consideran suyos como Texas, Arizona, California o Nuevo México donde la cultura ha permeado  todo que ni las vallas levantadas por Trump y sus antecesores ha podido limitar el acceso arriesgado de miles a territorio actual de los EE.UU.

La  historia de los deportados es corriente siendo Obama uno de los presidentes que más hizo regresar a millones  durante su dos mandatos. Ahora esperan una ley que normalice el estatus de casi 14 millones de indocumentados cuyo estatus transitorio ha dejado en el limbo a millones de niños nacidos en este país pero sin documentos de residencia o que puedan acceder al estatus de ciudadanos. El problema crece pero no hay votos pero más que nada voluntad para acabar con este drama en el que viven millones de inmigrantes muchos de ellos latinos pero no solo.
Asumir las realidades
Se ha insistido con algo de sentido de razón es que si las condiciones en sus países fueran mejores no tendrían necesidad de arriesgar sus vidas y alcanzar el acceso a su territorio.
No dejan de tener razón pero no incluye el análisis más amplio del problema que tiene factores económicos y demográficos favorables al país de acogida. Miles de empleos en sectores agrícolas y de otra índole abaratan notablemente el acceso a estos productos y otorgan cuidados a sectores sociales que si no tuvieran acceso a esa mano de obra barata no podrían tenerlos o sencillamente serían prohibitivos.
Es un tema sensible para los latinos cuyo crecimiento poblacional los ha impuesto sobre los negros aunque su impacto político aun no es proporcional a su número.
Esa imagen idílica de los inmigrantes llegando a Long Island que aparece en las fotografías no son similares a los caminos que transcurren mucho a lomo de “la bestia” el tren de carga que sale de la frontera entre México y Guatemala y que luego de desandar por más de 1.500 kilómetros los pone en el borde con los EEUU.
Deben superar robos, violaciones y un incesante tráfico de personas entre coyotes y asesinos de los distintos carteles de drogas que han encontrado otra fórmula de ingresos en este tipo de acciones que tornan en una penitencia el deseo de alcanzar una posibilidad que se le niega en sus países de origen.
Aquí en Massachusetts donde llegaron los pilgrims en el barco Mayflower en 1606  el recuerdo es bien distante aunque compartan razones casi similares

Aunque después quieran volver, el inmigrante latino sueña con su tierra mientras se cuece en un realidad cada vez más hostil y cínicamente política en el peor sentido del término.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.