Comentario 3×3
El debate en torno a cuánto dinero necesitan los campesinos para salir de la situación en la que se encuentran, siempre tiene el argumento de que esto lo único que hace es incrementar el nivel de dependencia de los subsidios y a una clase parasitaria que vive haciendo política de esta manera, desde hace mucho tiempo.
El problema del campo es mucho más complejo que eso y requiere una mirada holística, amplia y general, haciendo partícipe a todos los actores, si queremos terminar con el mismo, si queremos continuar con lo que ya conocemos, pues no habría que tocar absolutamente nada y decir que, por ejemplo, un productor de soja en una propiedad que tiene el valor de US$ 20 mil, puede pagar G. 1.738 de impuesto inmobiliario y mucha gente considera que esto es justo o que, por ejemplo, la gran expansión de la frontera agrícola no tenga que tener una contribución de parte de los ganadores para los perdedores que son forzados a vivir en las zonas marginales, en las Chacarita, en las villas de emergencia de todas las ciudades que tenemos en nuestro país.
Si no entendemos que detrás de la expansión de un sector que tiene grandes beneficios con soja por valores de más de US$ 440 la tonelada de este año y no contribuyen a superar el problema, pues entonces tendríamos que ver serios inconvenientes adelante, como de hecho ya está ocurriendo.
Mirar la cuestión campesina sólo desde un prisma no soluciona ni resuelve el problema. Aquí hay que mirar el problema desde miradas confluyentes para tratar de resolver lo que hasta ahora solo se manifiesta cada año con la petición y marcha de los campesinos, con los actorazos de los empresarios y el no pago de impuestos de la mayoría de los grandes productores agrícolas.