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No ha sido suficiente que el agregado de Justicia de la Embajada norteamericana de Asunción participara de la audiencia en contra de González Daher y su hijo, para que se tenga una sentencia mayor que la que fue fallada esta semana.
Ahora, la misma magistrada Riera Manzoni afirma que la Fiscalía no hizo bien su trabajo y por eso no le pudieron dar más años en la sentencia, que las evidencias acercadas al juicio no fueron suficientemente sólidas y también encontraron que muchos de los testigos no le dieron razón ni argumento para sostener los cargos que se presentaban.
Se sospecha desde hace mucho tiempo que la fiscal general Sandra Quiñones tiene una colusión con el expresidente Horacio Cartes desde el punto de vista político, y algunos todavía van a más a fondo de un servilismo absoluto al dirigente colorado.
Lo que no se dice y con razón, es que realmente estamos ante una crisis desde hace mucho tiempo del Ministerio Público, no se selecciona de forma apropiada, no se tiene la capacidad ni la autonomía para poder sostener casos en un país que tiene uno de los niveles de percepción de corrupción más altos del mundo para que tengamos que dar punto final a la empatía, a la situación en la que parece ser que la Fiscalía se ha vuelto absolutamente empática es con el crimen, pero no con la prosecución contra los delincuentes y sus delitos.
El Paraguay debe cambiar el mecanismo de selección de la cabeza principal de la Fiscalía General y también de los que se encuentran encargados del llamado Ministerio Público, encargado de presentar los cargos cuando se trata de investigaciones de este tipo.
De lo contrario, percibimos un Ministerio Público absolutamente servil a lo político, funcional a los delincuentes y sostenedor de esta situación de corrupción que nos agobia en el Paraguay.
Es el tiempo de buscar soluciones de fondo y cuestionarnos severamente por qué tenemos una Fiscalía tan coludida y tan cómplice de la criminalidad en el Paraguay.
