Por Benjamín Fernández Bogado
La justicia sigue dormida ante varios hechos de corrupción, ahora su incompetencia se sostiene del hecho de que han tenido que reducir grandemente su labor debido a la pandemia. Sin embargo, esta ha sido una oportunidad también increíblemente importante para hacer que todos los procedimientos administrativos en donde hay muchísima corrupción, se atenúen a través de la comunicación tecnológica y no haya personas que vayan cambiando de sitio los expedientes y cobren por eso ujieres que no notifican o que se les paga para notificar.
Todo esto pudo haber quedado a un lado con este gran momento para el cambio de disminuir el volumen, la importancia y la trascendencia del Estado en cuestiones judiciales y hacer que ella responda más directamente a la gente. El 80 % de los presos en el país no tienen condena y ahora hay más de 250 de ellos infectados de Coronavirus en nuestra penitenciarías. Simplemente un ejemplo de cuánto nos cuesta una justicia que no es pronta ni barata. Es el tiempo de cambiar y usar la tecnología para dicho propósito.