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Una de las características de la democracia paraguaya en las últimas tres décadas ha sido la reiterada y constante manifestación de sectores sociales en las calles, cerrando rutas en muchos de los casos, atacando propiedades, con todo lo que eso supone también como consecuencia represión, heridos y muertos.
Lo que habría que preguntarse en una circunstancia como ésta es ¿Por qué se dan tantas manifestaciones en el país’, acaso los seres humanos no tienen representación en el Congreso que hagan la tarea de peticionar, de exigir, de demandar, de negociar, de acordar, de buscar elementos por la vía del diálogo que no lleven a la circunstancia más dramática que vivimos en la actualidad, en que varios sectores clave de la producción local, producción pecuaria y agrícola se han visto severamente afectados por este cierre de rutas de casi una semana por parte de los fleteros, a quienes se les han unido los maestros, los médicos, los indígenas, los campesinos.
Uno se pregunta ante una circunstancia como ésta qué democracia representativa es la que tenemos en el Paraguay, a quienes realmente representan nuestros legisladores, el Presidente de la República, el Poder Judicial, por qué no pueden resolver estas cuestiones por una vía que no sea necesariamente el del cierre de rutas y caminos, la presión y sus derivados.
Debemos encontrar una fórmula que nos permita mejorar la calidad de la representación y que sean ellos los que realmente tengan que dilucidar este tipo de conflictos sin perjudicar gravemente los intereses de terceros.
