Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La Fiscalía como institución está severamente dañada por la incapacidad de sus actuales conductores de llevar adelante la tarea más importante que es la de defender los intereses de la sociedad de su conjunto y actuar en consonancia con los intereses y mandatos de la ley.
El último escándalo que involucra a una persona retornada de EE.UU. demuestra de manera bastante clara que los intereses de la Fiscalía General no están del lado de la gente, sino de quienes siguen siendo los verdaderos tutores de esta institución tan cara, los anhelos del pueblo paraguayo, y que se consagró a la Constitución de 1992.
Antes de esa fecha los fiscales generales dependían del ejecutivo y no defendían los intereses de la sociedad, sino los intereses del Estado cuyo administrador de ocasión durante mucho tiempo fue un tirano.
Ahora estamos volviendo a lo mismo, a una Fiscalía que depende de personas que colocaron a la fiscala Quiñones al frente y que no puede deshacerse de esa pesada complicidad que le une a quienes la nombraron en el cargo.
Han habido varios casos en donde las cosas terminaron sin ser investigadas como debiera por parte de la fiscalía, el caso Messer, lo que aconteció con el acta de Itaipú, por citar simplemente algunos de los hechos más cercanos.
Nuestra Fiscalía no nos da ninguna garantía de que este del lado de la gente, y de que esté defendiendo los intereses de la sociedad, y esto no puede continuar de esta manera. El último caso puede ser anecdótico para algunos, pero es una mancha más a esta institución que debe recobrar con justicia y con prontitud la confianza de sus mandantes, o sea la sociedad paraguaya.
