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Asunción

Un pueblo famélico

La pandemia ha hecho emerger varias de nuestras miserias humanas y especialmente ha mostrado el carácter de la política en el sentido de lo alejado que se encuentra el servicio de la razón que mueve a nuestros políticos, muchos de ellos movilizados ahora para captar la voluntad del voto y el interés de los electores de cara a los comicios municipales.

Ciudades que han sido devastadas por la situación de pobreza y de angustia social, como el caso de Asunción, donde sus principales plazas han sido ya ocupadas por personas que están huyendo del incendio que aconteció hace semanas, como también por la crecida cíclica de las aguas del río Paraguay.

No hemos encontrado solución a eso desde los tiempos en que se fundó la capital paraguaya en el año 1537. Este es el llamado grande de la generosidad, de la solidaridad, del esfuerzo y, fundamentalmente, de la innovación.

Demasiados atributos que se pueden pedir a nuestros políticos enfrascados en la misma, vieja y decadente manera de hacer política en nuestro país. El gran debate actual es de dónde saldrán los recursos para comprar la mayor cantidad de voluntades de un pueblo que está famélico, pobre y sin esperanzas. No hay nadie que diga que realmente sabe lo que tiene que hacerse y que tiene honestidad y buenos propósitos para alcanzar los fines.

Benjamín Fernández Bogado
Benjamín Fernández Bogadohttps://benjaminfernandezbogado.wordpress.com/
Doctor en derecho, periodista y profesor universitario. Ha realizado estudios de post grado en las Universidades de Navarra (España), Oxford (UK) Minnesota, Syracuse y Harvard de los EEUU. De esta última ha sido Visiting Scholar en el 2008.

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