Las graves deficiencias en el manejo de la pandemia son cada vez más evidentes, sangrientas y lamentables, con unas cifras de fallecidos que solo en el mes de mayo superó toda la cantidad de personas muertas por Covid durante el año 2020.
El problema se le ha ido de las manos a un Presidente que luce absolutamente perdido, absorto, rodeado de un halo de ineptitud e incapaz de poder convocar a las personas que puedan salvar al Paraguay en estos momentos.
Evidentemente, Abdo no ha tenido nunca la atribución de poder organizar un país para una contingencia tan dramática y difícil como ésta. No estaba preparado para tiempos normales y menos aún demuestra tener la capacidad para enfrentar tiempos pandémicos como los actuales.
Falta de empatía en la mayoría de sus intervenciones públicas, incapacidad administrativa y organizativa, falta de una visión en torno a qué es lo que habría que hacer y nula planificación, son algunos de los defectos que lo rodean.
No ha sido tampoco capaz de despojarse de la corrupción interna de la estructura política del Partido Colorado y del Gobierno en su conjunto. No ha querido hacerlo, no ha podido hacerlo, no ha tenido la voluntad entre aquello que afirmó en campaña y aquello que se le presentó durante su Presidencia.
Tenemos un Presidente aplazado por todos los defectos que podría tener un mandatario cuando se trata de manejar una contingencia como la actual, la del coronavirus.
