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Un Brasil complicado

Algunos lo ponen a Lula enfermo e internado en el hospital Sirio Libanés y otros incluso lo acaban. El nivel de frustración de los bolsonaristas es tan grande que un ministro del gobierno derrotado afirmó: “que lastima que no esté enfermo” saliendo al paso de las fake news que daban al presidente electo en situación delicada de salud. 

El  presidente reelecto  de su país y líder del partido de los trabajadores (PT) que de ahora en adelante le toca presidir a uno de los países más grandes del mundo que presenta varios desafíos cómo la pobreza, inseguridad y hasta de uno de lo más importantes en términos de pérdidas de vidas humanas con el covid: más de 700 mil personas tiene mucha tarea por delante a partir del 1 de enero.  

Retos negociadores

Un hombre de 77 años que tiene sobre sus hombros una carga nada liviana que no solo debe responder bien con su gobierno las demandas internas sino externas de su país. Que no tienen que ver sólo con el cambio climático, economía o deporte sino energía con nosotros en la cuestión de Itaipú  y la renegociación de nuestra hidroeléctrica con su país.

Países cómo Brasil tienen importantes responsabilidades y compromisos tanto con la población dentro de sus fronteras cómo también fuera de ellas. 

Nadie debe subestimar el desafío que enfrenta Lula, un hombre mayor que asumirá el cargo el próximo enero en circunstancias menos auspiciosas que en 2003. Se enfrenta a un país dividido, un congreso hostil y muchos gobernadores estatales que apoyan tanto a Bolsonaro como a sus políticas reaccionarias.

Todo esto  no hará fácil  su trabajo cómo primer mandatario sino que a diferencia de sus dos periodos anteriores será  complejo y requerirá mucha muñeca para negociar con un congreso adverso. Grades desafios para el ex líder metalúrgico acostumbrado a negociar.  

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