La actividad legislativa paraguaya en estos últimos meses se centra en la cuestión del presupuesto, todos piden un incremento, un número mayor para cada una de sus reparticiones, y los 350.000 funcionarios también reclaman incrementos en una circunstancia como la actual viniendo de una pandemia dura, que destrozó gran parte de nuestra economía y en donde nos dimos cuenta que el Estado podría funcionar con mucho menos gente, nos lleva a la discusión más importante, qué tipo de Estado requerimos los paraguayos, qué cantidad, qué modelo y especialmente con qué nivel de eficacia con respecto a los intereses de la gente.
Esto tendría que ser el norte principal para los legisladores cuando tratan la cuestión presupuestaria, lo que tendrían que determinar en esa ley que se renueva anualmente, cuál es el país que queremos ser y de qué manera los recursos otorgados por cada uno de los ciudadanos sirve para dicho propósito, si la cuestión es simplemente reforzar los privilegios de la casta de funcionarios, eso no significa nada más que tirar dinero a un barril sin fondo como ha sido la característica presupuestaria de los gobiernos en democracia.