Estados Unidos, el gran país norteamericano no ha tenido el mejor inicio con Donald Trump porque este decide abrir la ventana de su administración amenazando a nada más y nada menos que a sus vecinos, México y Canadá con elevar los aranceles de lo que deseen exportar a su país. Primero pensábamos que el único afectado por la suba de aranceles era México por la incomodidad que es este país latino al actual presidente, que de su experiencia pasada cómo primer mandatario de los EE.UU habrá entendido que ser presidente de un país. No se trata solo de ocuparse de lo que acontezca en su barrio sino su ciudad, departamento, provincia, estado, país y continente.
Y mucho más en caso de países cómo los EE.UU que tiene muchos intereses en el mundo que lo convierte en un “melting pot” o crisol porque muchas culturas, ideas y orígenes se encuentran en este lugar que tiene cómo cualquier país complicaciones internas y externas. Ahora el tema relacionado a los aranceles se presenta cómo un dilema de EE.UU no solo con México sino también con Canadá. De elevar los aranceles para poder introducir productos al país anglófono.
Incluso antes de asumir la presidencia, Trump ha llevado al gobierno canadiense al paroxismo con amenazas comerciales. Por eso surge la pregunta; ¿qué se podría hacer a continuación?.
Más allá de las amenazas
Trump ha amenazado con subir los aranceles en 25 % lo que desatará una guerra comercial a nivel global. Un planeta donde si deseamos vivir en paz y sin complicaciones de cualquier tipo debemos conocernos, evaluar nuestras necesidades, demandas y dilemas internos cómo externos para luego tomar decisiones que no moleste o incomode a nadie de ninguna forma en nuestras casa común.
De acuerdo a nuestra capacidad mental y apertura con un mundo que se presentará siempre variado y con más diferencias que similitudes, por eso debemos conocernos para lograr una armonía que lleve a la integración de vecinos. No ganamos nada más que dolor, frustración, enojo y tristeza al enfrentarnos por cualquier cosa o motivo que nos lleve a ofender, agredir y expulsar a otro ser humano cómo nosotros del espacio en el que existamos en común. El mismo que no es propiedad de nadie en particular sino de todos los terráqueos.
Casos cómo los que Trump son preocupantes y debemos entender que la generosidad, solidaridad y apertura es fundamental. No es algo nuevo sino en la misma historia de la humanidad en varios momentos y lugares en nuestro planeta. Mucho se ha resuelto al escuchar más y hablar menos o ser curioso y respetuoso hacia quien sea de una religión, partido político, equipo deportivo o país distinto al nuestro. Si este individuo o grupo de personas atenta contra nosotros tendrá su retaliación con graves costos para todos.
Trump no empieza nada bien con amenazas a diestra y siniestra creyendo que eso no repercutirá internamente. Está equivocado y conste que todavía no asumió.
