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Travesías y oportunidades

Un amigo me decía que el viajar es cómo leer un libro o asistir a una clase de lo que sea en un lugar y tiempo determinado, no le quito la razón, horas atrás tuve la oportunidad de viajar al sur del Paraguay para asistir a una importante libroferia de Encarnación,capital del  departamento de Itapúa. 

La Libroferia es un evento cultural que busca promover la lectura, libros y  escritores, y tiene como objetivo principal el acceso a la cultura, por disciplinas artísticas. 

Esta libroferia en particular es organizada y llevada adelante por la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE) por más de 20 años de trayectoria convocando al país y el mundo para apreciar lo que se hace en Paraguay en materia de literatura, música, danza, teatro y artes plásticas, una oportunidad para apreciar talentos y acceder a herramientas que con el tiempo y su desuso creemos que van perdiendo el poder que tuvo en una revolución pasada que supuso el conocimiento y su uso cómo fue la revolución científica entre los siglos XVI y XVII.

Hoy día queremos o creemos emular por el acceso mundial a la información, noticias y conocimiento instantáneamente que supone “un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad” que a su vez exige tener atención y cuidado con los enlaces que abramos, con la “persona” que se encuentre del otro lado y nos acompañe de fugaz o virtualmente para imaginar tener una conversación no real sino sólo que parezca existir.

Afortunadamente no fue el caso de esta libroferia que tuvo libros, artistas y público real que se mostró conectado con lo expuesto; Lizza Bogado cantando, bailarines mostrando danzas ucranianas, platos y bebidas extranjeras para que nuestros paladares también tengan la oportunidad de asimilar en el viaje virtual que sugiere el viajar en nuestro país o fuera del mismo.

Viajes aleccionadores

Si se trata de pasear en Paraguay es inevitable hacerlo sin parar para consumir chipa y cocido en Coronel Bogado, una combinación efectiva para hacer cómoda la travesía que hagamos a donde sea, uno puede detenerse a consumirlos o llevarlos consigo, aunque se sugiere parar para morder la chipa y beber el cocido o “té paraguayo” recién hechos o salidos del horno, obviamente paré cómo muchos otros viajeros para digerir la oferta nacional. La misma ya se encuentra siendo el preferido de muchos extranjeros que sugieren empaquetar bien y exportarlo a otras geografías del planeta así cómo nos llegan golosinas, bebidas.

 Y lo que pueda comerse y llevarse a cualquier lado cómo nuestra chipa, mbeju, sopa paraguaya o chipa guazú, entre otros alimentos que a través de nuestras papilas gustativas no solo valorar el sabor de nuestra comida sino también recordar momentos, personas y lugares que alguna comida nos invite a experimentar. Y aunque ya no podamos repetirlo el poder de la memoria reconstruye lo más placentero de la experiencia y nos lleva a ese momento, lugar y condición en un pestañeo, y lo disfrutamos cómo, donde y cuanto podamos mientras dure ese recuerdo.

Viajes cómo estos me ayudan a  conocer y aprender mucho de nosotros y el extranjero. Agradezco la invitación, recepción y hospitalidad del encarnaceno, que habita una ciudad cómoda, limpia y ordenada, que no depende solo del municipio para mantenerla así sino de la población que exista en la urbe, que tiene varios atractivos cómo su costanera sobre el Río Paraná. Cauce hídrico que compartimos con la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, de donde muchas personas también decidieron asistir a este importante evento.

Encarnación no fue la única ciudad que tuve la oportunidad de visitar en un viaje de más de 5 horas para hacer los 377.4 km que separan Asunción y Encarnación, experiencia que invita a cruzar varios departamentos, barrios y ciudades, una oportunidad que tiene el viajero de conocer y acceder a ofertas, conocimiento y vivencias cómo del poblador para lograr absorber por las experiencias que nos toque con quien sea y entender las formas, códigos e intenciones que presente nuestro interlocutor.

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