Una de las referencias que se utiliza al momento de hablar de traición es la historia de Judas Iscariote. Emblemático apóstol que según cuenta la historia, por unas monedas vendió información del lugar donde el mesías estaría en reflexión antes de su muerte. El mismo es considerado el traidor más grande de todos los tiempos.
Remontándome a la definición de la palabra traición, la misma se define como: “falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida, o bien se define como el delito cometido contra un deber público”, ambas definiciones, son hoy día ejemplo del actuar de algunos políticos de nuestro país. Así como en el fútbol la tarjeta roja dictamina la expulsión de un jugador, ya sea ante faltas reiteradas, o ante una acción que solo busca perjudicar drásticamente al oponente, en la sociedad, ser expulsado de un grupo es la sanción recibida por haber quebrantado el contrato o pacto social del voto de obediencia, que se lo castiga de tal manera siendo eliminado de la lista de personas confiables o como seria en la era tecnológica eliminado del grupo de WhatsApp. En las últimas semanas hemos visto actos de supervivencia política, que para algunos miembros al interior de una rosca es visto como traición, lo cual hasta parece jocoso, traidores de la gente, de la ciudadanía y de la patria siendo traicionados por sus propios pupilos, ante la sed incansable de seguir en el poder de algún movimiento, de municipios o hasta presidencias.
Lealtad, fidelidad e integridad, son términos cuyo significado es aparentemente desconocido por quienes nos gobiernan, los cuales se encuentran cegados por la ambición desmedida de sus intereses particulares, que se gráfica en lo que conocemos como un grupo de “asado de los sábados” y no respetando el juramento de servir a la patria. ¡Es hora de ser árbitros dentro de este gran partido… tarjeta roja y expulsión a los traidores en las próximas elecciones!
