Cristóbal López Romero, es un cardenal español nacionalizado paraguayo. En 1984 fue destinado a nuestro país cuando apenas tenía 32 años. Cinco años después, al término de la dictadura (1989), gestiona su nacionalización que la obtuvo meses después. En sus propias palabras, “mientras duraba la dictadura no tenía intenciones de ser paraguayo”.
Estuvo en el país hasta el 2002 cuando fue destinado a Rabat, Marruecos, donde permaneció hasta el 2010. Sin embargo, en el 2017 fue designado arzobispo de la misma localidad cuando se encontraba sirviendo en Sevilla. En octubre del 2019 fue nombrado cardenal por el papa Francisco.
En entrevista para la 1200 AM, López resaltó que uno de los factores ausentes para gozar de una verdadera democracia, en nuestro país como en varios otros, es la falta de conciencia ciudadana. Es decir, la conciencia que cada persona debe tener para considerarse responsable del destino de su propio país.
“Esa es la conciencia que nos dice que todos debemos participar en la construcción de un mundo mejor. Si esa conciencia estuviera viva en todos, hubiéramos sido una democracia participativa y no solo formal”, explicó.
Acto seguido, señaló que hace falta un entendimiento del poder como servicio más que como a una autoridad para dignificar a la democracia.
“Todo esto es espiritualidad. Lo espiritual no es lo que se hace en la iglesia. Sino lo que se hace en la universidad, en el trabajo, y por sobre todo en política ya que afecta a todos los ciudadanos”, comentó.
POS PANDEMIA
El novel cardenal, no quiso aventurarse a decir cómo será la sociedad luego de la pandemia. Lo que sí aseguró es que los cambios positivos no se darán sin un esfuerzo previo de la sociedad.
“No se darán cambios automáticos y gratuitos. Los habrá si nos damos cuenta de ciertas cosas y ponemos un esfuerzo y sacrificio cambiando hábitos personales y sociales”, expresó.
El temor de López es que la “nueva normalidad”, a la que se denomina el periodo pos Covid, se caracterice por las distancias afectivas desembocadas en las distancias físicas a las que la ciudadanía se vio obligada a practicar.
DICTADURA
López tenía 23 años cuando en 1975, culminaba la dictadura franquista en España. Un estilo de gobierno al cual se anteponía desde los 18 años. El hoy cardenal disfrutó de nueve años de transición democrática en su país, cuando en 1984 es designado a servir en nuestro país.
En sus propias palabras; “Cuando llegué a Paraguay sentí que retrocedí en la historia”. Esto en alusión a que la dictadura seguía vigente en nuestra nación.
Consultado sobre lo que más le molestaba del régimen stronista señaló que fue la vigilancia continua por parte de los denominados pyrague (informantes) quienes lo seguían a todas partes.
“No podías estar tranquilo cuando seguían tus pasos. Las desapariciones y torturas eran las constantes. A veces esto nos enterábamos por medios medianamente libres o canales alternativos”, rememoró.
Ante la pregunta del por qué la democracia no llena las expectativas, respondió que se malinterpreta con buen estilo de vida. Es decir, que la gente que esperaba que termine la dictadura no solo esperaban más libertades sino un mejor pasar, cosa que no se dio.
Finalmente, sobre las diferencias entre Franco y Stroessner, señaló que el primero no permitía partidos de oposición, ni medios de comunicación libres ni elecciones. A diferencia de Stroessner que sí permitía todo eso. “En Paraguay había una dictadura pero con los papeles en regla. No se lo podía criticar a Stroessner en este sentido. El dictador paraguayo fue más inteligente al español en este sentido”, comentó.