Comentario 3×3
Cada día el ciudadano tiene la sensación de estar realmente librado a su suerte. Los costos de mantenimiento del Estado son cada vez más elevados y no hay nadie que realmente defienda al consumidor. Existe una oficina para dicho propósito sin ninguna fuerza, relevancia, ni temor. En otros países se hace que la actividad administrativa funcione en relación con los mandantes, con los usuarios.
Hace unos días, la empresa telefónica Apple, fabricante de teléfonos celulares, ha sido sancionada en Estados Unidos por más de US$ 114 millones por haber mentido en torno a la duración de las baterías de sus teléfonos. Tiene también otras demandas acerca de la utilización de programas que se actualizan y, sin embargo, ocupan toda la memoria del aparato, haciendo mucho más lenta la función que debiera desempeñar y forzando al consumidor a tener que comprar otro nuevo teléfono.
Todas estas pequeñas cosas significan miles de millones de dólares y hay una agencia estatal en Estados Unidos que se encarga de cuidar al contribuyente, al usuario, cuando le mienten entorno a ciertos temas o se aprovechan de su desconocimiento.
En el Paraguay todos los días estamos pagando un montón de dinero porque no tenemos a nadie que nos defienda y nos proteja. Tenemos varios ítems de la actividad pública cotidiana, en donde nos meten la mano al bolsillo de manera reiterada, sin que jamás haya alguien que levante la mano y tenga la capacidad sancionadora para que esto no acontezca.
Permanentemente se habla de que la compañía telefónica vende más servicios de lo que realmente pueden proveer, que tienen más usuarios que las antenas con celdas para realizar la comunicación respectiva. Eso es solamente un pequeño ítem, imagínense cuánto ocurre en tema del servicio del agua, de la luz que estamos pagando a todos aquellos que no pagan porque tienen conexiones con algún líder político en los asentamientos, o en la mala calidad de la distribución, porque se compra malos productos por parte de las entidades estatales. Todos los días nos roban y no hay una institución que realmente nos proteja.