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¿Tiene consecuencias sociales la inseguridad?

ALEJANDRO ESTEBAN CAMINO

 

De acuerdo a las discusiones entre los partidarios de distintos segmentos del arco político en toda América Latina –entendiendo a la distancia entre la izquierda y la derecha– se suele comprender que la seguridad, en tanto demanda sustantiva, es un reclamo de la derecha.
Políticamente hablando, es cierto que esto es así. Pero también es cierto que la seguridad golpea a nuestras sociedades sin hacer distinciones partidarias ni ideológicas.

Cuando nos roban o somos víctimas de algún delito, nadie nos pregunta antes cuál es la filiación partidaria o ideológica que tenemos. Somos víctimas. Solo eso. Así, el crimen, la violencia y el delito nos generan miedo. Y hasta pánico en algunos casos. Por eso es posible
decir que el desarrollo humano se ve severamente limitado por el crecimiento regular de la
inseguridad en la región.

Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se han realizado varios sondeos de campo e investigaciones científicas para generar indicadores acerca de la evolución de la inseguridad en América del Sur. De esta manera, se ha descubierto que la inseguridad, no sólo no ha disminuido en las últimas décadas, sino todo lo contrario, ha sufrido un constante
crecimiento en la región, sobre todo, en las grandes zonas urbanas.

Esto es visible en hábitos muy concretos de la ciudadanía. Las familias han reducido sus visitas a lugares públicos de entretenimientos, como plazas y parques urbanos. De hecho, varias plazas y parques han tenido que ser cercados y cerrados durantes varias horas del día para dejar
de ser usadas por delincuentes o personas peligrosas para la sociedad. Es así como muchas familias del sur del continente cada vez se sienten más encerradas en sus casas al no poder disfrutar del espacio público como quisieran hacerlo. Esto se ha agravado aún más con la crisis
provocada por el hallazgo del coronavirus.

Así, la angustia ante el encierro es aún mayor. Las recomendaciones de los infectólogos y especialistas establecen que las salidas
recreativas tienen que ser en zonas de cercanía y en espacios abiertos. El problema es que en muchos barrios y zonas urbanas de América del Sur esos lugares se han convertido en espacios muy inseguros. Por eso –aunque las cifras varían de país a país– las salidas a espacios públicos se han reducido entre un 25% y un 50%, dependiendo de la zona y el lugar del que estemos hablando. Hay que resaltar que estas cifras son anteriores a la aparición de la pandemia actual.

Por eso es que las familias sudamericanas prefieren ir a un paseo de compras cerrado antes que a un espacio de entretenimiento público. Si bien esto obedece a múltiples factores, no deja de ser cierto que la inseguridad es uno de los factores principales. Los shopping malls han
crecido en las zonas urbanas como atractivo para la solución del paseo en familia. Así, solo como un ejemplo mínimo, puede verse que el crecimiento de la inseguridad en la región tienen consecuencias sociales claras y concretas. Por ello, debe ser un deber de todos, trabajar en la disminución de la inseguridad en las próximas décadas como una política de estado estratégica para el futuro.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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