La situación del expresidente de la República, Nicanor Duarte Frutos, roza realmente lo insultante. No solo ha llenado la Entidad Binacional Yacyretá de parientes y de operadores políticos, sino que lo ha hecho en tiempos de pandemia y rechazando cualquier tipo de intervención que pueda ser conocida por el público en torno a cómo se han destinado dichos recursos.
Millonarias cifras en términos económicos se han ido solo para sostener a los suyos, a los cercanos, a los familiares y, posteriormente, a sus correlis políticos. Duarte Frutos, que viene de haber intentado destruir la Constitución candidatándose para senador con voz y voto, cuando la Carta Magna le ordena ser solamente Vitalicio, sigue siendo un grave problema para la democracia paraguaya, al igual que otro ex presidente, Horacio Cartes.
Cuesta mucho hacerles retirar a personas que no logran entender el nivel de rechazo que sus figuras, sus nombres hacen parte del escenario político del país. Pareciera que necesitan ser sacados a empellones.
Duartes Frutos tiene que entender que ya ha llegado el tiempo del cuartel de invierno definitivo, tiene que volver a su kokue aka de la zona de Coronel Oviedo donde dijo que alguna vez, todos serian felices. Es el momento que dé felicidad a todos y cada uno de los paraguayos.