La percepción de inseguridad en el país es bastante alta. Anteriormente, cuando en tiempos de la dictadura había un Ministro de la Educación que se decía que en la calle era de la policía; dando a entender claramente que vivíamos bajo un gobierno autoritario, donde todo aquel que se apartaba de lo que decía el catecismo político gubernamental del momento era pasible de ser detenido por alguna fuerza policial.
En este momento lo que estamos percibiendo en las calles es la falta de una garantía de un poder armado en democracia que responda a los mandatos de la norma.
Diferentes pretextos esgrimen la policía, que no tienen recursos, que no tienen combustible para las patrulleras, que la cantidad para ellos es mucho menor que la que recibe un diputado por mes, y otras cuestiones más que llevan a la justificación del porqué no actúan como debieran.
Hay una alta percepción de que hoy es la calle de los viajeros desde los caballos locos, de los asaltantes, de los asesinos; pero no necesariamente de los que realmente buscan la justicia y el orden.
Hay una sensación todavía mucho mayor cuando termina el año en que la policía inició un operativo denominado “Año paha”, en donde aumentan la cantidad de recursos en la calle.
Uno se pregunta por qué no todo el año es “año paha” si existen los recursos para ese propósito, pues deberían hacer la tarea de la seguridad no sólo cuando estemos hacia navidad y año nuevo.. y reyes, sino durante todo el año.
Lo que aconteció con el joven menonita liberado tras el pago del rescate por parte de sus familiares y amigos es una demostración, también, del fracaso de la policía antisecuestro.
El subcomisario dijo que no tuvo contacto con la familia por qué no hablaba el idioma de ellos. En Paraguay existen muchos traductores que pueden hacer dicha tarea, pero esta sensación de brazos caídos de los policías es quizás lo que más atemoriza a la gente en su conjunto.