jueves, marzo 20

«Tenemos que hacer una campaña a favor de la honestidad»

Durante la misa central por el Día de la Vir­gen de Caacu­pé, la homilía del monse­ñor Ricardo Valenzuela giró en torno a un lla­mado a la honestidad y pureza de intenciones de la clase política y un saneamiento de la Justi­cia como camino a una sociedad más igualitaria.

El obispo de Caacupé señaló la «dramática ur­gencia de una justicia efi­ciente». «Si no, ¿a quién vamos a recurrir para demostrar nuestra cul­pabilidad o inocencia?», agregó.

Indicó que con un sa­neamiento de la Justicia, es posible hacer frente a toda ola de inseguridad y violencia, recalcando la necesidad de que los jueces y tribunales recu­peren la credibilidad.

Valenzuela extendió esta exhortación a la clase política y a los miembros de la comunidad reli­giosa, para recuperar la confianza de la gente a través de la honestidad. Criticó que la cultura de la deshonestidad se haya instalado en la sociedad y sea vista como un signo de viveza.

La misa central por el Día de la Virgen de Caacupé contó con la sorpresiva presencia del presidente Mario Abdo, quien estu­vo acompañado del mi­nistro del Interior, Eucli­des Acevedo, así como los ministros de la Corte Su­prema, Eugenio Jiménez Rolón y Manuel Ramírez Candia, la fiscala gene­ral Sandra Quiñónez, y otras autoridades de los tres poderes del Estado, según el portal IP.

CARTA DEL MONSEÑOR

Al finalizar, el monse­ñor Valenzuela leyó una carta dirigida al pueblo paraguayo en donde ex­presó las principales in­quietudes que la Iglesia Católica ve y «exigen una palabra nuestra».

Citó la necesidad de reali­zar las negociaciones por el Anexo C del Tratado de Itaipú en un marco de transparencia por par­te de los encargados, ya que es fundamental para lograr el cometido que el Paraguay se propuso con la construcción de la hidroeléctrica en pri­mer lugar: el desarrollo de su pueblo, por lo que debe estar en primer lu­gar en los intereses de los gobernantes llegado el momento.

“Paraguay firmó esos tra­tados para que los gobier­nos de turno obtengan recursos fabulosos de la venta de energía a precio justo, no para recibir de lo que sobra de aquel que pretende acapararlo todo, sino para impulsar pro­yectos de desarrollo capa­ces de mejorar el nivel de vida de la población. Esos gobiernos tenían y tienen la obligación de velar por los intereses paraguayos, obteniendo los mejores beneficios en las nego­ciaciones y conflictos de intereses. Los gobiernos y gobernantes son servi­dores; están llamados a ejercer el ministerio de la diaconía social y política a favor del pueblo, como nos ha enseñado Jesús, el rey del universo, que «no ha venido para ser servi­do sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”, según indica la carta

Por tanto, si no actua­mos con espíritu de ho­nestidad y unidad “por el bien común”, perdere­mos definitivamente con la futura renegociación del «Anexo C» la oportu­nidad de sacar a nuestro pueblo al menos de la ex­trema pobreza. Por ello, para el 2023, solicitamos que los que nos represen­tan actúen con la máxi­ma claridad, habilidad, hondo patriotismo y de cara al pueblo, rezaba el documento elaborado por Valenzuela.

Señaló también la des­igualdad que se traduce en la cifra de más de 1.800.000 personas en situación de pobreza en el país, lo que llama a la reflexión a las personas que tienen más de no poseer una actitud mez­quina sobre el dinero y generar inversiones para el desarrollo, principal­mente en el sector de empleos.

Dijo que es responsabi­lidad de las élites econó­micas y técnicos estatales de orientar más inversio­nes a fines productivos, «en vez de contemplar de manera cómplice el crecimiento de una eco­nomía que en un porcen­taje cada vez mayor se va nutriendo abusivamente del contrabando, el nar­cotráfico, la evasión y la corrupción, males estos que tienen asegurados su continuidad mediante la impunidad reinante».