La siempre justicia selectiva del Paraguay permite que un diputado como Galeano solo pida su desafuero y no tema en absoluto enfrentar a la justicia porque está seguro que la Fiscalía se encuentra de su parte.
No es lo mismo cuando se trata de aquellos que no comulgan con la idea del Ministerio Público severamente afectado en su credibilidad y en su institucionalidad bajo la administración de Sandra Quiñónez.
Ha sido uno de los periodos más nefastos de esta institución creada en la constitución de 1992 para defender los intereses ciudadanos, para estar en favor de lo que la sociedad en su conjunto anhela en torno a la justicia; la degradación de ella, el hecho de haber colocado en el cargo a una persona que se encontraba en el puesto número 60 con 59 mejores que ya para el cargo, y el sometimiento absoluto a Cartes, ha hecho de que hoy ya sólo le teman a la Fiscalía aquellos sectores políticos que estén en disidencia con la conducción que tiene hoy la Fiscalía General.
Han demostrado, a lo largo de todo este tiempo, que se merece el juicio político la señora Quiñónez, y que por el bien de la República, de la democracia, difícilmente conquistada en el país, debería dar un paso al costado o ser alejaba de su condición de Fiscal General, porque no ha estado a la altura de lo que la sociedad esperaba de ella en circunstancias de este tipo.
Es el momento de buscar los cambios para sostener la institucionalidad y la democracia.