En el mundo del emprendedurismo en el riesgo está la ganancia, destaca Giselle, que luego de pensar muchísimo qué era lo que quería hacer, un día a las 23:00 horas hace “click” y comienza a idear Teia.
La propuesta nace en medio de la pandemia, un momento desconocido para el mundo y un tiempo donde se replanteó muchas cosas en su vida.
“Hacer algo que me gusta, sin tener que salir mucho de casa y poder estar siempre presente con los niños; es el diseño de interiores, en este caso, dar un toque a los espacios personales”, manifestó.
Señaló que para ella es un sueño y un desafío, ya que mucho tiempo buscó hacer algo que le guste y le haga sentir bien.
“Llegar a las personas y a sus hogares, hoy ese sueño es una realidad y un desafío enorme. En un momento dije que es como un bebé, porque fui desarrollando la idea de a poco, aún sigo la verdad, respetando tiempos y partes del proceso, del que aprendo cada día y disfruto muchísimo”, mencionó.
TOQUE DIFERENTE
Resaltó que Teia en sí apunta a llegar a los espacios personales y/o familiares, a dar un toque de armonía, de equilibrio, a formar parte de un todo que es el hogar, a través de productos que ya existen, pero con un plus diferente, un producto que sea funcional y a la vez dé un poco de encanto.
“Fue y sigue siendo una mezcla de emociones; nervios, algunos miedos, pero a la vez estoy muy confiada y emocionada porque realmente disfruto mucho y lo hago con amor. Creo que es una buena combinación para lograr muchas cosas”, indicó Lesme.
Añadió que dar este gran paso en su vida representa ser más, dar más a sus hijos, a su pareja Carlos Ortellado, a su familia, a las personas que confían en ella y en su trabajo, especialmente a sí misma.
“Quiero demostrarme a mí misma y a tantas mujeres que están en una situación parecida, todo lo que podemos lograr”, concluyó.
