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Superficial

Vivimos el mundo de “levedad del ser” de la que hablaba Milan Kundera. Todo no debe ser denso sino por el contrario: superficial. La definición de la palabra es que es aquello que solamente afecta a la superficie de una cosa. En otras palabras, que no cambia, afecta o incida en lo que es más importante siempre que tiene que ver con lo hondo o reflexivo de algo o alguien. Por eso se insiste mucho en que una persona esté educada para profundizar, bucear, remar mar abierto.

Esto no se acaba en un diploma colgado en la casa sino en una manera de trascender y de ser. El conocimiento debe servir sirva para algo en la comunidad y no acabe siendo superfluo o banal. Debe servir para mejorar o cambiar no solo la estética superflua sino la forma de hacer y de pensar del ser humano.

Perdemos mucho tiempo en cuestiones superficiales, compramos cosas que no son necesarias, reducimos las relaciones a la banalidad. No nos interesa profundizar en nada. Hemos hecho de la levedad una forma de ser y de vivir. Por todo esto es mejor y más sano concentrar nuestra atención en algo no solo nos muestre lo que somos sino que nos ayude a ser mejores. Eso mejorará notablemente nuestra relación y trascendencia para no quedarnos en la superficialidad eterna. Hay que trascender.

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