Al cúmulo de errores del Ministerio de Salud se suma ahora la campaña de vacunación. Evidentemente, el sistema de registrarse a través del teléfono celular no resultó y tuvieron que cambiar por el modelo de terminación de los números de cédula, pero también ha demostrado en la práctica que está muy lejos de lo que se espera sea un mecanismo idóneo.
750.000 personas ya tendrían que estar vacunadas, pero solo el 10% de ellas acudió a los vacunatorios incluso habiendo casos de franjas etáreas en que se triplicaron la cantidad de personas inscriptas por el primer modelo.
Algo está fallando de manera profunda en el régimen de vacunación del país. El Ministerio había dicho que tenía mucha experiencia con vacunaciones masivas en años anteriores, como el caso de la Influenza. En el terreno práctico, lo que estamos viendo es una distancia enorme entre lo que se necesita inocular y los que realmente están siendo sujetos de la vacunación, con las pocas dosis que tenemos en el país.
Ya nos imaginamos lo que podría acontecer cuando tengamos un volumen muy superior. Hay que pensar como llegar a la mayor cantidad de personas afectadas por este tema de la pandemia y hacer que las mismas se vacunen.
Hay mucha ansiedad de distintos sectores etáreos también en ser inoculados. Si bien hay que buscar estrategias, modos, formas que realmente acerquen las vacunas a las personas que necesitan ser inoculadas, el problema quizás también sea de carácter económico en el desplazamiento y eso habría que considerarlo.
Todas las opciones tienen que estar sobre la mesa y las respuestas tienen que ser urgentes. No podemos estar desperdiciando las pocas dosis de vacunas, gastándolas en vacunaciones de políticos y sinvergüenzas y no de las personas que en la franja etárea están requiriendo ser inoculadas. Más eficacia, más eficiencia es lo que requerimos del Estado, del Gobierno y del Ministerio en estas circunstancias.