domingo, junio 15

Suerte loca/Félix Martín Giménez Barrios

Todos somos conscientes de que la vida está llena de giros no previstos y días de
suerte que pueden cambiar nuestro rumbo. Muchas veces, quizá esos destellos de
suerte pueden parecer locos e inexplicables. Aun así, es importante reconocer que
algunas veces algo como la suerte y la buena fortuna pueden jugar un papel clave en
nuestra vida si se quiere alcanzar un destino con éxito.

Sin embargo, el confiar excesivamente en la suerte puede ser nocivo. La verdadera
fortuna suele sonreír a quienes marcan las cartas y preparan el terreno; muchas son
capaces de hacerlo incluso si lo inesperado ocurre. Lamentablemente, la suerte loca
es solo un regalo temporal, no una estrategia infinita. Aunque resulte interesante, al
final no reemplaza a la astucia ni a la inteligencia.

No se puede negar que la cultura popular desde siempre ha romantizado a los
afortunados. A la gran mayoría les suele sorprender y gustar las historias de gente
que, sin esfuerzo o con todas las cartas en contra, lograron ganar y vencer las
adversidades. Esa combinación de casualidad y sorpresa es un recordatorio de que el
mundo no sigue reglas escritas y predecibles.

Tristemente, rara vez se recuerda a quienes luchan sin resultados visibles. Para
nuestra mala suerte, en este mundo el reconocimiento no suele ser proporcional al
mérito, lo que resulta bastante frustrante. En ese sentido, el concepto de suerte puede
resultar bastante injusto e incluso, inexistente. Este hecho sirve para tener en cuenta
que la sociedad no siempre premia al más capaz.

En conclusión, la suerte loca puede ser una bendición tanto como un espejismo.
Puede ser un regalo valioso que nos sirva de alas en esta vida. El éxito es quizá una
mezcla de esfuerzo y azar; lo ideal sería saber cómo y dónde encontrar el equilibrio.
Que la buena suerte acompañe siempre a cada uno, sea cual sea los desafíos que les
toque enfrentar.