La política internacional cercana sigue siendo sacudida por desajustes. Una Argentina completamente sumida en el desconcierto de una pobreza, de una situación económica de la que no puede emerger y con una crisis sanitaria también profunda.
Ese es el espejo que devuelve lo que acontece en el Brasil, ahí, con circunstancias todavía más dramáticas, le renunciaron al presidente Bolsonaro en sus trece ministros de las tres armas del Ejército, luego de haber sido dimitido el ministro de Defensa, el nuevo volvió a reafirmar las ventajas que supuso el golpe de Estado de 1964 en ese país que inauguró unos años de persecución, de desaparecidos y de muertos.
El ejército brasileño no asume para nada la responsabilidad de la administración y culpa a la sociedad, a los medios de prensa que querían una cuestión de orden ante el caos que decían existía en el país en ese momento.
En definitiva, nuestros grandes referentes del Mercosur, las grandes locomotoras, Brasil y Argentina no tienen la capacidad de poner la casa en orden y menos tendrán posibilidades de llevar adelante esta pesada carga de la integración, que tiene más de tres décadas y que no avanzó absolutamente nada.
Lo que vemos es un absoluto fracaso por la falta de capacidad de empujar el carro del Mercosur de dos países que se encuentran sumidos en sus propias incapacidades y no pueden colocar en ningún caso el tema de la integración como un eje central.
