- El joven político con méritos. Es el político que se ha esforzado por llegar. Que le ha costado cada logro y que nadie le ha regalado nada. Ha destacado por su astucia. Es generalmente un político que de entrada tiene una idea candorosa de la política, hasta que ésta, como oficio implacable y fascinante de la condición humana, le da las primeras lecciones con sus sinsabores.
- El joven político con suerte. Este político llega a los grandes cargos muy joven, producto de sus circunstancias favorables. La suerte es inherente a la política. Más allá de las virtudes del político, sin la suerte no se puede llegar. Son muchos que por la ausencia de suerte, se quedan en el camino. La suerte potencia virtudes; pero es efímera. Y casi siempre tarde que temprano, abandona al político.
- El joven político viejo. Es el político joven que asume las mismas actitudes de los políticos viejos: pero sin sus virtudes. Pronto le llegan aires de autosuficiencia. Le cambia el paso. Y cambia su estilo de vida y sus amistades Ya no frecuenta a sus amigos de siempre, ni les contesta el celular. Trae consigo auxiliares, chofer y fotógrafo de celular. Se olvida de dónde viene. Ah, y promete renovar a la política.
- El joven político que no entiende la política. Como todo oficio, la política tiene reglas. Reglas que fueron inventadas hace mucho tiempo, y que se repiten una y otra vez en la historia. El joven político habrá de descubrirlas -y padecerlas-, con el paso de los años. Antes de ello, habrá de cometer varios errores que le ayudarán a comprender la política. Aunque a la política nadie la entiende completamente.
- El joven político que no respeta al viejo político. A veces el joven político piensa que los políticos que estuvieron antes que él, no tienen ningún mérito. Que ya no son útiles. Ya habrá de pasar por lo que ellos pasaron, a ver si sigue pensando lo mismo. Ellos, los viejos políticos, con sus errores y virtudes, construyeron los caminos para los jóvenes políticos. Ahora les toca a éstos, demostrar que pueden ser mejores.
- El joven político sin ideas. La responsabilidad de un político joven es renovar la política. O al menos mejorar sus formas. Un político joven debe preguntarse tres cosas: ¿En qué me diferencio de los demás políticos? ¿Qué propongo de nuevo? ¿Por qué me deberían creer a mí?
- El joven político de redes sociales. Es el político que cree que la política se hace completamente en las redes sociales. Más que eso: que las redes sociales son la política. Con esta idea comulgan miles de políticos. Ahora entendemos el porqué de la ineficacia de la política.