- Locura. La política no es para seres cuerdos y lógicos. La política exige un arrojo que los seres racionales no tienen. Quien ve a la política como un camino lógico, es que no la entiende. La política está hecha para espíritus impredecibles. Para quienes ven oportunidades donde nadie las ve. La política es para quienes no creen en lo ya escrito. La locura es el motor que mueve el mundo de la política. Y a los políticos. Y a quienes los siguen. Por eso es un espectáculo de locos. De locos geniales y cínicos. De embusteros con imaginación.
- Dinero. Hay dos tipos de políticos: los que saben que para hacer política se necesita dinero, y los que fingen no saberlo. Un candidato sin dinero es sólo un testimonio político de paso. Todo el que vive la política lo sabe. El dinero es indispensable. Es una verdad que los políticos niegan en público, pero a la que resignan en la intimidad. Sí: no todo es dinero. Pero cómo ayuda a ganar elecciones.
- Partido. Un candidato de verdad debe tener redes de personas afines. Gente que lo promuevan, defiendan y busquen atraer a otros a su causa. Las campañas consumen mucho dinero y solo gana aquel que finalmente tiene una estructura organizada de personas. Es decir, un partido político. O varios. Las estructuras básicas las tienen los partidos. Sí, esos que dicen, erróneamente, que están en peligro de extinción, pero que están más vivos que nunca. Con todo y su decadencia.
- Carisma. La Real Academia Española define el carisma como “Especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”. Esta definición nos orienta, pero es mucho más que eso. El carisma de un candidato es inexplicable. Escapa de las reglas del marketing político y del sentido común de la gente. Es un don inexplicable. El carisma no tiene una explicación lógica.
- Causa. ¿Para qué se quiere el poder? Esta pregunta es la que se debe contestar todo candidato. La política siempre debe tener una causa. Un porqué. Un sentido más allá del poder por el poder. Y eso se lo tiene que decir el candidato a quienes le escuchan. La política es convencimiento. Es también un ideal. Una promesa por cumplir sobre algo que se quiere mejorar o resolver. Todo candidato debe tener una causa.
- Momento. En política muchos tuvieron o tienen todos los méritos posibles para poder haber sido y no fueron. Algunos, en cambio, sin el mayor esfuerzo llegaron a donde los esforzados no llegaron. El momento clave, preciso y oportuno de entrar a una contienda electoral es lo que muchas veces marca la diferencia. Es cuando todos los astros se alinean sin explicación. Todas las cosas se ponen a favor. Detectar el momento clave para entrar a una contienda, es la clave.
- Suerte. Un portero sin suerte no es portero, reza el refrán popular. En política es algo parecido. Sin embargo, la suerte es también el toque circunstancial a un esfuerzo. A una tenacidad. A un proyecto. La vida siempre nos da lecciones inesperadas. Algo que no se tenía previsto y escapó a todo lo que planeamos. La suerte es un aviso de que no podemos manejar a nuestro antojo el destino.