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Siete razones para despedir a un funcionario

  1. Por estrategia. Un gobierno tiene sus etapas. Como en la vida, hay momentos de esplendor y de retirada. De adaptación y de sobrevivencia. Cada cierto tiempo, quien tiene el poder decide cambios de acuerdo a una estrategia que imponen las circunstancias o el contexto. El gobierno y el poder están sujetos siempre a cambios de gabinete para cumplir sus objetivos.  Es una necesidad inherente al poder. Todos los gobiernos pasan por eso. En política no hay gabinetes eternos.

 

  1. Por lógica política. La política va marcando los ritmos del gobierno. Quien tiene el poder sabe que debe convivir y acordar con poderes formales e informales. Con poderes visibles y en la sombra. Las circunstancias cambian y la política también. La política nunca es una actividad estática. Se mueve siempre pues, como se dice, el mundo no se detiene. Hay colaboradores que ya no encajan en esa lógica, entonces deben dejar el cargo.

 

  1. Por elecciones. Las elecciones son los exámenes de los políticos. Es una calificación a su gobierno. Y ellos lo saben. Por eso hay que hacer ajustes para enfrentar esa batalla. Las elecciones lo cambian todo y los gobiernos no pueden mantenerse al margen. Son guerras sin armas -a veces-, que requieren remover piezas. Sacrificar a los colaboradores y traer a otros jugadores que sean lo más leales posibles a la causa. En las elecciones no hay mañana. Y todos los colaboradores se vuelven piezas sustituibles.

 

  1. Porque no ha funcionado. Hay colaboradores que simplemente no logran funcionar. Que nunca se acomodan. Que no caben en el gabinete. Que no logran vencer las intrigas o hacer equipo con los poderosos del gobierno o los poderosos que están fuera de él. Colaboradores que no entienden la lógica de gobierno del jefe. O que no quieren ser cómplices. O que simplemente demostraron que no pudieron con el cargo.

 

  1. Porque se ha desgastado. El gobierno desgasta. Es inevitable. Hay cargos que tienen un tiempo de retiro. Los funcionarios se tienen que ir, no necesariamente por ineficientes sino porque de tanto estar, terminan no estando. Ya no les alcanza la autoridad. Se agota su discurso y su convencimiento. En el ejercicio de sus funciones se han desgastado, han disminuido su influencia y sus reflejos.

 

  1. Por presiones políticas. El jefe de gobierno también sufre su desgaste. Las presiones políticas, -externas, pero también internas-, van mermando su autoridad. Entonces, empieza a ceder porque no le queda de otra. Hay errores del jefe, que tienen que pagar los subalternos: efecto fusible, le llaman. El poder también tiene sus reumas. Una tercera edad que llega tarde que temprano. Es cuando las presiones políticas aumentan y hacen más daño. Comienza el triste atardecer del político.

 

  1. Nada más por gusto. Puede que el despido de colaboradores no obedezca a lógica alguna, más que a una ocurrencia o al estado de ánimo en que se encuentre el que manda. Una de las patologías del político con poder, es el placer que siente de despedir colaboradores. Por puro gusto. Nomás porque puede.

 

 

 

Culiacán, Sinaloa, miércoles 30 de agosto de 2023.  Twitter @guadalupe2003

Guadalupe Robles
Guadalupe Robles
Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Debate. Politólogo por la UAM. Doctor en Derecho de la Información. Profesor-Investigador. Lector disperso.

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