- El candidato. Nadie sabe qué es realmente la política si no ha sido candidato a un cargo de elección popular. Es la mayor prueba para un político. El candidato es un producto que se oferta en un mercado escéptico e implacable. Tiene que convencer a públicos muy diversos y decepcionados. Vender esperanza a quienes la han perdido. Su rostro debe disimular las tensiones propias de la campaña y gestionar en la contienda sus fortalezas y debilidades. No se deja fácilmente asesorar. La mayoría de las veces es un personaje muy complicado.
2. El coordinador de campaña. Generalmente termina siendo un cargo testimonial, y es desplazado por los demás integrantes del equipo. A veces es un puesto producto de alguna concesión o de un favor a los poderes que rodean al candidato. Termina asumiendo el costo de todos los errores que se cometen en la campaña y su influencia en las decisiones siempre tiende a disminuir.
3. El consultor. Es un ave de las tempestades. Se aprovecha del trabajo de los demás y tiene una obsesión por corregir y cuestionar el trabajo hecho por el partido. Dice haber ganado todas las elecciones en las que ha participado. Nunca habla de sus derrotas y fracasos. Hace creer que con un spot, una frase o una idea sofisticada, se puede ganar una campaña. Es el mago del convencimiento y sus víctimas son el propio candidato que compra sus ideas y ocurrencias y los que tienen menos preparación técnica del partido.
4. El presidente del partido. Su papel tiene encomiendas importantes e ingratas: conciliar y apaciguar los ánimos de los que no llegaron a ser candidatos; defender al candidato de los opositores y organizar la estructura electoral. Siempre contará con la desconfianza del candidato y su equipo. Tarde que temprano terminará enfrentado con ellos. En política los problemas mayores siempre están en casa.
5. Los familiares. Salvo honrosas excepciones, los familiares del candidato son un problema para la campaña. Hay que cuidarlos de que no cometan imprudencias, pues una campaña es una guerra y todo lo que hagan ellos se lo endilgarán al candidato. Ellos quieren imponer criterios y pretenden ser los grandes asesores políticos sin tener la más mínima experiencia. Pueden ser una fortaleza para la campaña si se conducen correctamente y no meten en aprietos al candidato.
6. El amigo íntimo. Siempre aparece en la campaña este personaje. Es el que sabe la historia de vida del candidato y suele cometer indiscreciones que sirven de flancos de ataques de los enemigos. Contará secretos que desmientan la imagen de corrección que el candidato quiere vender. Tal vez éste no fue tan buen estudiante o nunca practicó algún deporte. O no viene desde abajo como suelen presumir todos los candidatos.
7. Los financiadores. Se creen los dueños del candidato. Le imponen cargos desde la campaña y presionan para que defienda sus intereses. Cada moneda que inviertan, se la van a cobrar caro una vez que llegue al poder. Por eso, un candidato debe saber muy bien a quien aceptarle dinero. Para ellos, las campañas son una inversión que debe tener una tasa de retorno.