- Evite los discursos largos. Tenga piedad del oído ajeno. No se extienda en sus discursos, pues vivimos en la era de la brevedad, y los mensajes deben ser breves y claros. Deben ser dichos para que los entienda la gente. Enséñese a estructurar sus ideas, pues aunque usted tenga el poder, nadie puede controlar la atención sincera de los demás.
- Evite que lo vean cansado. El político encarna el liderazgo, el control de las situaciones más complejas. Aún en las dificultades más extremas del gobierno y de la política, el político debe evitar verse cansado en público pues le hace ver vulnerable. En política los enemigos nunca duermen. Un político que se ve cansado, es un político que inspira fragilidad y se convierte en un blanco perfecto para los enemigos.
- Evite que lo vean enojado. Usted ha escogido una profesión muy difícil y siempre le estarán criticando por todo lo que hace o deja de hacer. Le harán muchas veces una misma pregunta, le dirán que usted y su gabinete han fallado. Que usted ha traicionado la confianza del pueblo. No se enoje. Eso le dicen a los políticos en todo el mundo. Sí a usted lo ven enojado en una conferencia, en una entrevista o en una reunión, hará evidente que ni su carácter puede controlar, mucho menos el de los demás.
- Evite levantarse tarde. Los acontecimientos no tienen horarios. Siempre están al acecho del político. Hay que estar de pie a las cinco, leer los periódicos, los informes, repasar su agenda del día. Tomarse el primer café con calma, pues no habrá de esos durante el día.
- Evite que su celular lo gobierne. El celular dirige nuestras vidas. Nos informa y nos sobre informa; nos ata a su agenda del todo y la nada. También el celular ha atrapado a la política y a sus políticos. Viven clavados como todos nosotros a sus pantallas…¿Qué sería hoy de la política sin el celular? Sea lo que sea, usted no demuestre que su celular lo gobierna, al menos en público. Cuando ve su celular, la gente no sabe si usted está consultando cuestiones de Estado o el chat de sus antiguos compañeros de clase.
- Evite hablar de su vida privada. Hay que hablar solo lo indispensable de usted y su familia. Deje que otros lo hagan por usted. Cada vez que usted cuenta algo de su vida sin ser debidamente meditado, abre una ventana de riesgos innecesaria. No los ayude en eso. La política es una guerra sin cuartel, donde usted y los suyos siempre estarán expuestos. Resérvese lo más que pueda, abrir su vida privada al público.
7.Evite engañarse con su popularidad. La popularidad dura, lo que dura el poder. Es una
regla de oro de la política. Se es querido mientras se está en el poder. Cuando éste ya no
se tiene, no hay popularidad que valga. El poder se paga caro. Eso lo saben los que ya no
lo tienen.