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Siete consejos para un asesor político

  1. Analice a su jefe. Un asesor tiene que saber para el jefe que trabaja. Cuáles son sus virtudes, debilidades y manías. Póngalo en su justa dimensión. No lo idolatre, pero siempre respételo. Usted está ahí para ayudarlo a tomar decisiones, no para dictarle lo que debe hacer.
  2. Sea discreto. Usted se enterará de muchas cosas. Sabrá de los titubeos, miedos y debilidades del político. No ostente que usted lo conoce mejor que nadie. Trabaje en la sombra: el mejor asesor es el que no se ve. Guarde discreción para la información que le confiaron. Sea ético y derecho en ese terreno. Eso lo mide como persona y como profesional.
  1. Tenga la piel dura. No siempre su oficio será valorado. Hay jefes que inclusive quieren ocultar el trabajo de sus asesores. O se burlan de ellos. Generalmente los políticos que hacen eso, son los menos preparados. Usted tendrá que lidiar también con la arrogancia y mal genio de su jefe. También con su necedad. Pero respétele su intuición política: cuenta mucho en las decisiones. No se crea más que su jefe. Tome muy en cuenta esto, o no le servirá como asesor. Vea qué le puede aportar a sus virtudes. No le remuela sus errores; de seguro ya lo hicieron sus adversarios y los medios. Usted no está para recriminarle o corregirlo. Con inteligencia prudente, acérquele soluciones, y no evidencie sus yerros. Usted también tiene que ser un motivador: para presiones, el político ya tiene bastantes.
  2. No le siga la corriente. No subestime a su jefe. No lo adule con torpeza o hipocresía manifiesta. Si bien no debe darle la contra en todo, no le siga la corriente nomás por que sí. Cuando difiera de él, hágalo de una manera sutil e inteligente. Solo como una simple opinión.
  1. Sepa que usted no es el único asesor. Usted compite con las asesorías de amigos, medios, adversarios y familiares que a todas horas le están diciendo al político qué hacer. Eso harta al político. No se una a ese club, pero entérese lo que se dice ahí. Que la información le sirva no para intrigar, sino para bien asesorar a su jefe.
  1. Manéjese con bajo perfil. Al poderoso no le gusta que sus subalternos tengan poder. Y menos que lo manifiesten públicamente con sus acciones. Recuerde que el poder tiene muchas caras, y a veces el poder de un asesor que no se ve, es el verdadero poder.
Guadalupe Robles
Guadalupe Robles
Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Debate. Politólogo por la UAM. Doctor en Derecho de la Información. Profesor-Investigador. Lector disperso.

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