- No le mienta a sus militantes. Un partido sin disciplina no es partido. Los militantes están sujetos a reglas y decisiones de la cúpula. Deben saber que los partidos siempre tienen dueño. Que nunca alcanzan los cargos para todos. Que hay injusticias y que las decisiones siempre serán cuestionadas. Pero no le quiera ver la cara a los militantes. No les mienta. No les diga que otros fueron mejores que ellos para la postulación. Nada ofende más que la mentira ramplona. Mejor la verdad aunque duela.
- No elija a los mismos. La política en los partidos la hacen siempre los mismos. Solo los partidos nuevos postulan nuevos candidatos, porque no les queda de otra. Aun así, caen tarde que temprano en elegir a los mismos como lo hacen los otros partidos. El mundo es gobernado por élites y los partidos no son la excepción. Los partidos nunca serán casas de justicia. Son instrumentos para negociar el poder. El poder de unos cuantos. Los mismos de siempre.
- No burocratice la campaña. No haga muchos actos internos de partido, de esos tediosos y repetitivos con la burocracia de siempre. De esos protocolos que alejan al ciudadano y a los militantes y sirven para que la clase dirigente se halague mutuamente. Evite las reuniones interminables para discutir y planear lo que harán: finalmente nunca lo hacen. No distraiga a sus candidatos en actos burocráticos. Dejen que hagan campaña. Ese es su trabajo.
- No deje solos a sus candidatos. En una campaña la burocracia partidista suele dejar solos a sus candidatos. No les brindan apoyo económico ni electoral y la capacitación a los integrantes de la campaña casi siempre es muy mala. Les acercan malos consultores, amigos de los integrantes de las cúpulas y los distraen en reuniones partidistas sin ningún beneficio. Generalmente los partidos solo prestan el nombre a los candidatos. Lo demás corre a cuenta de ellos.
- No olvide a los resentidos. El trago amargo de los partidos políticos es la selección de sus candidatos. Siempre hay damnificados de las decisiones. No los olvide. No los relege. No hay peores enemigos que los de casa. Y además conocen más el cuarto de máquinas que cualquier adversario de otro partido. Un militante resentido es un activista incansable en contra.
- No apueste todo a las redes sociales. Las campañas se ganan fundamentalmente en tierra, en el campo de batalla, apoyados por estrategias de aire, es decir de medios y redes sociales. Pero no magnifique el impacto de las redes sociales. No se ganan campañas solo con ellas. No le apueste todo su capital político a las redes. Los que bien saben de elecciones, se lo pueden decir.
- Sepa de qué tamaño es su partido. No se engañe: su partido es insuficiente para ganar la elección. Necesitará de muchos apoyos de personas y grupos. No se confíe porque su partido esté de moda. Cada elección siempre trae una sorpresa. Cuide que no sea su derrota.