El mes de setiembre es algo más que ese conjunto de días que los antiguos romanos consideraban el “séptimo mes” del año según el calendario juliano, aunque con la vigencia del introducido por el Papa Gregorio XIII pasaría a ser el noveno.
En la tradición paraguaya es un mes con connotaciones históricas. El 22 de setiembre de 1866 se peleó la batalla de Curupaity, un episodio lleno de heroísmo que frenó en seco a las tropas de la Triple Alianza.
El 29 de setiembre de 1932, caía el fortín Boquerón, hasta entonces en manos bolivianas, tras un duro asedio de las tropas paraguayas que soportaron privaciones sin nombre y pérdidas de vidas.
Y en modo festivo, es el 21 de setiembre cuando se celebra la entrada de la primavera, una festividad de tono ancestral que coincide con el equinoccio en el hemisferio sur, cuando el dia y la noche tienen exactamente la misma duración. Es el momento en que la naturaleza empieza su renovación y es por eso que la estación se asocia a la juventud.
Pero ahondado un poco más veremos que setiembre, y concretamente el día 12, tiene profundos significados llamados a dejar huella en la historia de la ciudad, por un lado, y del país en su conjunto. Fue el 12 de setiembre de 1.537 que el rey Carlos V de España emitió su cédula real mediante la cual autorizaba a los vecinos de Asunción a elegir gobernador por votación si el nombrado por el rey fallecía sin dejar sucesor. Eso ocurrió, precisamente, cuando Juan de Ayolas fue muerto durante un ataque de indígenas sublevados en el año 1538. Fue por este método que Domingo Martínez de Irala fue electo gobernador, dejando el Río de la Plata y asentándose definitivamente en Asunción, debido a su proximidad al Perú y también por la hospitalidad de los nativos locales que darían origen a lo que se conocería más tarde como la “amalgama hispano-guaraní”.
Otro 12 de septiembre, pero de 1541, Asunción sería elevada a la categoría de ciudad, asumiendo la capitalidad de la conquista. A partir de allí se sucedieron varios gobernadores que desde Asunción –“madre de ciudades”- continuarían el proceso de colonización del Río de la Plata.
Como se ve, setiembre es algo más que el mes de la primavera, sino más bien un periodo del año que a lo largo de la historia se fue cargando de resonancias y significados propios.
