Los seres humanos nacemos, crecemos y nos reproducimos. En estos días en los que las
noticias nos abruman de información relacionada al virus (Covid-19), considero que también
se nos presenta un espacio para hablar con amigos y familiares mayores de edad e ir con
ellos al pasado para hacer un ejercicio mental cognitivo y entender cómo se movían antes
las cosas en comparación con nuestro presente.
Antes no había internet, muchos menos teléfonos inteligentes, olvídate del delivery. Son
muchas las cosas que mi generación no se puede imaginar el dia sin tener, asi y todo vivían
felices hablaban entre ellos, se reían de sus chistes, cantaban y reían más. ¿Eran tiempos
mejores o simplemente diferentes?.
No tengo dudas que ser un adulto mayor en estos tiempos de incertidumbres, sin duda debe
ser extraño o quizás complicado. Según la OMS se estima que para dentro de treinta años
uno de cada cuatro habitantes tendrá más de sesenta años. El mundo envejece y Paraguay
no está lejos de esa realidad, Una país que en los últimos años creció su población a lo que
somos hoy; 7.052.983 habitantes.
Si bien es cierto que el país cuenta con un bonus demográfico que es tener más jóvenes
que personas mayores en su territorio, lo que implica una responsabilidad madura para la
juventud que no reconoce el valor de crecer y madurar para continuar en la carrera de la
vida, que es difícil iniciar el día siendo mayor con dolores en el cuerpo que antes no
existían, o con la sensación de abandono y soledad que la población parece dar a la tercera
edad (que inevitablemente todos llegamos allí).
¿Sienten que Paraguay resulta un país cómodo para envejecer? y si no, ¿qué habría que
ajustar para mejorar la oferta para los mayores? Me gustaría leer sus respuestas (en
especial de jóvenes) para saber que pasa en la cabeza de la juventud al hablar de personas
más grandes, que pueden ser familia, amigos, conocidos, o seres humanos que existen y
necesitan de asistencia para continuar en el tren de la vida.
No podemos continuar dejando a pasajeros de lado el tren no se mueve sin gente dentro, se
apela a la solidaridad y buen espíritu humano de todos para avanzar así cómo habrá sido el
Paraguay después de la guerra de la triple alianza lleno de mujeres y con sus hombres
enterrados o sin vida. Ante un pueblo cuasi vacío y destruido las residentas lograron
levantar el país de la nada. La mujer paraguaya está hecha de una fuerza titánica, es la
máquina que nos despierta nos da de comer nos cuida y atiende todos los detalles de su
familia, pero no por eso dejaremos a ellas todo el trabajo.
El país es una tarea de todos si queremos continuar teniendo las mismas comodidades y
sobre todo la calidad de vida a la que todos aspiramos. Porque el tiempo al pasar no se
toma una pausa para ver que hay que arreglar, para el futuro es en nuestro presente donde
debemos ser serios y ajustar todos los detalles que hagan del viaje cómodo y sin
problemas.
Estamos a días de llegar a mitad de año, ¿qué hemos hecho para regresar la vida “normal”
y mejorar el planeta en el que convivimos?, ¿hemos pensado en ese sector de la sociedad
(adultos mayores) y su calidad de vida?. Acabo de leer las letras de Saramago sobre el
tema de la edad y rescato lo siguiente: No es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.Tengo los años necesarios para gritar lo
que pienso.
Esta obra del escritor portugués cuenta con ideas interesantes y útiles de cómo encarar la
mayoría de edad sin perder la esperanza de vivir. Como menciona el autor:
Qué importa cuántos años tengo.o cuántos espero, si con los años que tengo aprendí a
querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno.