La mayoría de nuestros candidatos a intendentes y concejales han tenido que sobrepasar la crisis de la pandemia y plebiscitar sus nombres de cara a los comicios del domingo.
Muchos de ellos se notan extrañados ante un modelo de campaña con el que no estaban teniendo ningún antecedente que imitar y por el otro lado también, un gran nivel de rechazo, hastío, desencanto, decepción, no solo por los efectos de la pandemia sino por las continuas faltas que han tenido sus antecesores o ellos mismos en los cargos que ahora se plebiscitan.
Ser intendente municipal significa tener la capacidad de llevar adelante una agenda con los escasos recursos con los que se cuentan, y también administrar correctamente los fondos del Fonacide. En la primera no han tenido idea de como aumentar el nivel de imposición con una mayor transparencia y eficacia; y en la segunda de las cuestiones se ha visto mucha corrupción. En la mayoría de las rendiciones de cuentas de Fonacide que han sido destinadas a construir escuelas se han sobrepasado los gastos de manera notable, y es lógico que la gente termine desencantada y decepcionada.
El domingo es una parada importante en nuestra historia democrática, vamos a ver cuánto de la vieja política aún sobrevive y cuánto de la nueva, de la naciente política comienza a emerger. La cita será el próximo domingo, y, el próximo lunes estaremos sabiendo exactamente, qué es lo que ha dejado esa parada comicial.