Las indemnizaciones a las personas que están siendo afectadas por obras viales son una cuestión reiterada en nuestra historia paraguaya. Hemos visto también cómo han perdido sus recursos económicos, varios de ellos, en esa tarea en la que el Estado fija un monto que luego tarda muchísimo en pagar.
Los valores de esas tierras generalmente son menores que los valores comerciales pero enfrentar al Estado podría llevar una cantidad de tiempo y más todavía cuando hay proyectos en donde llevar adelante las empresas privadas, la ampliación de la ruta número dos por ejemplo.
Hay otras circunstancias en donde, como en el caso del cruce denominado tres bocas, se ha llevado adelante con donación taiwanesa por parte del Ministerio de Obras Públicas y en donde varios están solicitando que se les pague por la propiedades que se hayan visto afectadas por esta circunstancia.
El Estado siempre da vueltas y finalmente el que tiene que pagar incluso cobra un peaje por liberar el cheque. Estas cuestiones antipáticas y contrarias a la norma no le hacen nada bien a la presunción que se tiene de que estos acuerdos deben llevarse adelante de manera recta y previsible.
Así como también hay varios comerciantes que perdieron todo en el caso del fallido Metrobús y también ahora el que se lleva delante en la ruta que conduce a Ñemby.
Estas cuestiones, con las experiencias que tenemos, las deberíamos haber aprendido para evitar volver a repetirlas.
