Las obras públicas hay que cuidarlas y con mucho esmero hay que realizar las inversiones en un país con escasos recursos.
Este gobierno se ufana de haber pavimentado casi tres mil kilómetros durante estos tres años y un poco más de gobierno, pero hay muchas obras públicas que se han hecho a tientas y a locas sin las regulaciones que tendría que tener una obra de gran porte como la ampliación de la Ruta 2 con destino a Ciudad del Este que tienes varias rotondas que se han convertido en verdaderas trampas mortales.
Ya han volcado varios vehículos, algunos de transporte de larga distancia con hechos fatales en la zona de Caaguazú, en la mayoría de los casos estas rotondas no tienen las señalizaciones que permitan saber el impacto que va a tener alguien que viene a 100Km/h., ni tampoco se encuentran las medidas correspondientes para que el giro por la rotonda no ponga en riesgo la vida de los conductores y sus acompañantes.
Hay un problema en el diseño, en la manera en que se hizo la tarea y algunos afirman que en realidad no tendrían que haber sido nunca estas construcciones las que tengan que hacerse para permitir el retorno y también la circulación hacia otros destinos, sino que tendrían que haber sido viaductos. Se han cambiado en los elementos del pliegue de bases y concesiones en la licitación y estas rotondas pueden convertirse en verdaderas trampas mortales para todos aquellos que circulan en el corredor vial más concurrido del país, entre Asunción y Ciudad del Este.
Es bueno que comiencen a tomar recaudos sobre esto y no tengamos que comenzar a contar los muertos por no haberse hecho bien la tarea en el diseño, en la construcción y en la señalización de estos elementos circumbalatorios en rutas de alta velocidad.
