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Revolucionarios contra el sistema laboral

La rutina habitual consiste en despertar, asearse, desayunar, prepararse para salir y si no, ir a la “oficina a distancia” e iniciar nuestra jornada laboral frente a una pantalla por más de 3 horas seguidas, bebiendo agua o consumiendo una minuta cuando el tiempo tenga piedad.  La rutina, salir de la cómoda cama para subir al vehículo o transporte público.

Que pueden significar en los tiempos que corren  accidentes u otros problemas a nuestra máquina o salud mental, que exige paz y calma. También requerimos  más contacto humano por menos virtualidad e interés desesperado por juntar dinero o tener nuestra cabeza enfocada en hacernos de cosas materiales que no llevaremos a ningún lado una vez muertos sino solo recuerdos de emociones y logros o derrotas con otros seres humanos. Este es el llamado sistema capitalista, neoliberal, racional o como se lo llame que está puesto en entredicho. 

Hay personas  sin embargo que hoy día nos demuestran que para romper, girar o cambiar esta agenda que se repite incluso hasta ahora “después” de la pandemia y que para algunas personas resulta aburrida y reiterativa. En  Francia se está iniciando una nueva revolución que va contra ese sistema que nos hizo ver nuestro rostro ante espejos negros (black mirrors) monitores de computadoras o dispositivos moviles para comunicarnos o producir, quebrando a su vez nuestro contacto con la naturaleza o nuestro entorno humano. Ahora muchos buscan retornar a una nueva normalidad y marchan contra el sistema. 

En el país galo se aplica la “renuncia al sistema”, que es la la nueva tendencia laboral en Francia y el mundo y consiste básicamente en dejar de ir a oficinas u obedecer parámetros del reloj, juntas o lo que nos obligue a seguir nuestros oficios para trabajar y vivir de y por la naturaleza y ofrece el tener una huerta o granja y dedicar nuestras horas a la cosecha de vegetales o cría y cuidado de animales.

Hacia nuevos modelos

Todo esto no solo nos pueden ser útiles  para seguridad, movilizar o construir cosas que podemos utilizar después para lo que necesitemos sino sobre todo esta nueva filosofía o revolución de vida va contra lo que finalmente nos da de comer para lograr alimentarnos de otra forma y no solo llenar o satisfacer nuestro estómago sino por sobre todo nuestra alma, espíritu y mente.

Según apuntan esto ha traído consigo un impacto en la oferta laboral. “En Francia las renuncias en pandemia también se hicieron masivas y desembocaron en una crisis del empleo. El colapso, esta vez, fue al revés: no por el desempleo sino por la falta de candidatos para cubrir decenas de miles de puestos de trabajo vacantes” afirma la prensa con respecto a este fenómeno. 

Seres humanos que representan un icono curioso de la nueva manera de enfrentar lo laboral donde no se deja de producir literalmente cómo cita su título, consiste realmente en parar de formar parte de un sistema que nos encajona en un paquete artificial y preproducido Una revolución hacia lo que nos revoluciona

 

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