Hemos vuelto a una fase inicial en la que estábamos ya hace un año por culpa de una rampante corrupción, una notable incompetencia del Gobierno, una falta de planificación de nuestro sector sanitario y una absoluta falta de empatía de los gobernantes para con los gobernados.
Esto no solamente se ve en la falta de hospitales y de camas para los cuales se asignó una cifra superior a los US$ 600 millones y cantidad enorme para contener en términos económicos el impacto del coronavirus.
Todo aquello ha estado teñido y salpicado de hechos de corrupción y hoy estamos como habíamos empezado hace exactamente un año; Con unidades de terapia intensivas colapsadas, con hospitales que no dan abasto, con una sociedad que ya no sabe cómo va a resolver su vida cotidiana porque le dieron US$ 80, menos de lo que come un faquir para que sobreviva durante 6 meses. Una falta de respeto absoluta a la dignidad de las personas y hoy estamos cosechando lo que el Gobierno ha sembrado durante todo este tiempo.
No tenemos gobernantes a la altura de las circunstancias; no la tuvimos durante ningún momento de esta lucha contra el Coronavirus y como ciudadanos tenemos razón para expresar nuestro repudio y disconformidad pues no pudieron hacer aquello que se habían comprometido a hacer desde su posición de Gobernantes. Hemos retrocedido no solo en fases y controles; hemos retrocedido como sociedad democrática y este Gobierno es responsable de ello.